La dictadura cubana se está mostrando incapaz de contrarrestar las consecuencias sociales da la protesta que lideró el Movimiento San Isidro.
Por Primer Informe
La condena de ocho meses de cárcel por desacato a un rapero del grupo llamado Denis Solis, provocó que varios de sus miembros iniciaran una huelga de hambre y se atrincheraran en casa de su líder, Luis Manuel Otero Alcántara.
Luego de la brutal represión a la que fueron sometidos artistas y activistas que participaban en esa protesta, el régimen castrista se vio presionado a abrir un diálogo.
Un plantón que tuvo lugar frete al Ministerio de Cultura fue el catalizador para ese acercamiento. El evento fue protagonizado por jóvenes artistas cubanos.
Fernando Pérez, un director de cine que cuenta con prestigio entre el movimiento cultural juvenil de la isla fue el enlace entre los artistas y el régimen. Pérez también tiene llegada dentro de la institucionalidad de la dictadura.
Dijo que el diálogo entre los jóvenes y la dictadura había sido un «espacio abierto, inclusivo, diverso, plural, en el que esos jóvenes prefiguraron la Cuba que muchos cubanos de todas las generaciones hemos soñado y aún soñamos”.
El cineasta agregó que en el breve diálogo vio “la anticipación de ese nuevo lenguaje que hace ya rato es impostergable no sólo en nuestra cultura, sino en toda nuestra sociedad”.
Para la dictadura cubana, al contrario, el Movimiento San Isidro representa una grave amenaza.
Significa la pérdida definitiva de las nuevas generaciones de cubano para continuar manteniendo el fracasado modelo comunista que arruinó a la isla.
Represión como siempre
Luego de la breve tregua otorgada por la represión cubana se terminó.
El Movimiento San Isidro envió un correo electrónico al Ministerio de Cultura con algunas demandas. Entre ellas: la liberación inmediata del rapero Denis Solis. También pidió la inclusión en la lista de participantes de interlocutores como Otero Alcántara (líder del San Isidro).
Otra cosa que solicitaron fue la presencia del dictador Miguel Díaz-Canel. La respuesta del Ministerio fue negativa. Y el diálogo se terminó antes de comenzara.
”El ministro de Cultura no se reunirá con personas que tienen contacto directo y reciben financiamiento, apoyo logístico y respaldo propagandístico del Gobierno de los Estados Unidos”, anunció un comunicado.
Los mismos argumentos que por 60 años ha esgrimido la fracasada dictadura cubana para silenciar cualquier voz disidente. Todo el aparato de propaganda desplegó sus burdas manipulaciones para desprestigiar a los jóvenes.
El comunicado agregó que solo se podrían hacer encuentros con aquellos que «no han comprometido su obra con los enemigos de la nación cubana”.
Rotos los puentes, mientras la ofensiva en la prensa oficial continuaba. También se organizaron varios «actos de repudio» contra el Movimiento San Isidro y sus integrantes.
A los líderes de la agrupación se prohibió salir de sus casas. Pero la jugada del castrismo no tiene le mismo apoyo que antes.
Llamados al diálogo
Incluso, voces oficiales del mundo de la cultura criticaron la ruptura del diálogo por parte del régimen.
Silvio Rodríguez, uno de los más renombrados apologistas del castrismo, escribió en su blog: “Da la impresión de que se agarraron a lo que fuera para suspender el diálogo, para quitárselo de arriba”.
Cantantes como Carlos Varela, Haydee Milanes o Leoni Torres, intelectuales, psicólogos, académicos como Carlos Alzugaray o Julio Cesar Guanche, reclamaron también debate.
Los obispos católicos, en su mensaje de Navidad, también apelaron “al diálogo y a la negociación entre los que tienen opiniones y criterios distintos”.
La presión social por una apertura democrática continúa en Cuba con una intensidad y una vitalidad nunca antes vistas.
Con información de El País.
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