La hija de siete años de un bombero, un matrimonio cubano que iba a celebrar sus bodas de diamante, unos recién casados de mediana edad, una familia completa de cuatro miembros. Son algunas de las vidas cortadas por el derrumbe del ala noreste de Champlain Towers South, un edificio con vista al mar y una tragedia que es la más grave ocurrida en Florida sin contar los huracanes.
EFE
Desde que el mismo 24 de junio, el día en que 55 apartamentos del edificio quedaron reducidos a escombros, se inició la búsqueda de sus habitantes, solo se ha confirmado la muerte de una veintena de personas.
Otras 128 están desaparecidas desde hace nueve días.
De todos los que perdieron la vida, la muerte de una niña de siete años, cuya identidad no ha sido revelada, encierra un drama mayor.
Su padre es un bombero de la ciudad de Miami que ha estado apoyando en el lugar del derrumbe a los cientos de socorristas que bregan por hacer realidad el milagro que piden todas las familias de desaparecidos: hallar a los suyos con vida.
El jueves por la noche los rescatistas encontraron el cuerpo de la niña y se lo entregaron al padre, según confirmaron las autoridades.
En lo que fue un momento sobrecogedor, según el medio Local10, miembros del equipo de rescate sacaron de la montaña de escombros y entregaron el cuerpo de la menor al padre, quien lo cubrió con su chaqueta y colocó encima una pequeña bandera de Estados Unidos, a la vez que los socorristas escoltaban el cuerpo.
“Soy padre de dos hijos, tengo un hijo de 7 años y la idea de perderlo de esta manera es inimaginable”, dijo el alcalde de Miami, Francis Suárez.
Con el hallazgo de la niña, hasta el momento suman tres menores de edad reportados como fallecidos en el derrumbe, cuyas causas son motivo de investigación.
La lista incluye a Lucía, de 11 años, y a su hermana Emma, de 4, cuyos cuerpos fueron hallados este miércoles junto al de su madre, la cubana Anaely. Su esposo y padre de las dos menores, Marcus Joseph Guara, ya había sido identificado previamente.
De acuerdo con allegados, la familia Guara se había mudado hace menos de un año a Champlain Towers South y eran parte de la comunidad que acudía a la parroquia católica St. Joseph, cercana al edificio colapsado.
VIDAS CORTADAS
Entre las últimas víctimas mortales identificadas está la cubana Magaly Elena Delgado, de 80 años y que vivía sola en el siniestrado edificio, al que se mudó hace más de 10 años.
El cuerpo de la mujer, que abandonó la isla caribeña durante la década de los años 60, fue recuperado el miércoles de esta semana, de acuerdo con la Policía de Miami-Dade
Otra cubana de edad avanzada, Hilda Noriega, de 92 años y cuyo cuerpo fue hallado el martes de esta semana, era la madre del jefe de la Policía de la pequeña localidad de North Bay Village, Carlos Noriega.
La mujer vivía desde hace más de 20 años en el edificio y hace poco había puesto a la venta su apartamento. «Era la persona más dulce, cariñosa y generosa que conocí», dijo al diario Miami Herald su nieto, Michael Noriega.
El estudiante de la Universidad Vanderbilt, en Tennessee, Andreas Giannitsopoulos, de 21 años y natural de la ciudad tejana de Houston, es otro de los fallecidos y, según su familia, se hallaba hospedado con Manny LaFont, de 54 años, también entre las víctimas mortales.
Frank Kleiman, de 55 años, y Michael David Altman, de 50, son otras de las víctimas ya confirmadas.
Kleiman se había casado hace tres semanas con Ana Ortiz, de 46 años y origen puertorriqueño. El matrimonio y el hijo de ella, Luis Bermúdez, de 26 años, perdieron la vida.
La primera víctima en ser identificada fue Stacie Dawn Fang, una ejecutiva empresarial de 54 años, y madre de Jonah Handler, de 15 años, quien fue sacado con vida de los restos del edificio el mismo día del derrumbe y es considerado el «milagro» de esta tragedia.
Handler es la única persona sacada de los escombros que sigue con vida. Otra de las víctimas mortales también respiraba cuando fue extraída de los restos del edificio derrumbado pero falleció en el hospital.
Antonio y Gladys Lozano, un matrimonio de origen cubano de 83 y 79 años temían ser separados por la muerte, según sus familiares. Se fueron juntos pocas horas después de haber cenado con su hijo, Sergio Lozano, quien reside cerca de Champlain Towers.
En julio habrían cumplido 60 años de casados.
Otro matrimonio al que el derrumbe cortó la vida es el de los venezolanos León Oliwkowicz, de 80 años, y Christina Beatriz Elvira, de 74.
La pareja venezolana tenían cuatro hijos y once nietos, y había llegado recientemente a Estados Unidos, huyendo de la crisis de su país, según reveló la periodista y allegada Shirley Varnagy.
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