En una calle madrileña usualmente bulliciosa, popular entre la creciente comunidad china de la ciudad, 14 de las 17 tiendas de propiedad china habían cerrado el miércoles, en algunos casos con notas que indicaban que los dueños no estaban en los establecimientos.
“Yo también quería cerrar, pero me quedo abierto porque la gente necesita mascarillas, desinfectante y toallitas”, dijo Luna, de 40 años, que trabaja en una de las pocas tiendas chinas que siguen abiertas.
“Cuando se me acaben las existencias, cerraré”, añadió Luna, que dejó de llevar a su hija de dos años a la tienda por temor a que se infectara con el coronavirus.
Luna llevaba mascarilla y se afanaba en el mostrador con un espray de alcohol.
En todo el barrio de Usera, que concentra un porcentaje elevado de la población china en Madrid, y en otros lugares de la capital, muchos propietarios de comercios chinos han cerrado o dicen que estaban considerando hacerlo. La mayoría de las otras tiendas de la ciudad seguían abiertas a pesar del aumento de casos de coronavirus en España.
“Es para proteger a los clientes y a nuestros trabajadores también”, dice Aurora Li, de 29 años, propietaria china de una tienda de cosméticos, cuando se le preguntó por qué tantas tiendas de propiedad china estaban cerrando.
Li cuenta que sus padres, que también viven en España, estaban pensando en volver a China, el país donde apareció el coronavirus por primera vez, pero donde el número de nuevos casos ha disminuido tras las drásticas medidas para contener el brote.
Con más de 2.100 casos confirmados y 47 muertes hasta el momento, España ha superado a Francia como el segundo centro de coronavirus más grande de Europa después de Italia.
Esta semana el país comenzó a tomar medidas como el cierre de algunas escuelas y bibliotecas públicas. La mitad de los casos confirmados de la nación se han dado en Madrid.
El Gobierno asegura que no ha tardado en reaccionar y que se ha comprometido a hacer “lo que sea necesario” para hacer frente al brote.
A Lily Lee, una diseñadora gráfica de 23 años, está recibiendo presiones de su familia para que abandone España y se vaya a China, que ha registrado más de 80.000 casos de coronavirus.
“Mi familia está en China y mis padres se preocupan porque estoy aquí sola”, dijo Lee a través de una gruesa mascarilla de fieltro gris. “Siguen diciéndome que vuelva a casa”.
Lee señaló que muchas personas en su comunidad no estaban seguras de cuándo reabrir sus negocios y algunos habían enviado a sus familiares de vuelta a China. Si la situación se pone tan mal como en Italia, ella también cerrará.
Reuters
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