La mano derecha con la que el sacerdote repartió bendiciones la usó para desvestir a la fuerza a un niño de 10 años en Medellín. Los santos de la parroquia fueron testigos del viacrucis que padeció. Según datos de la Arquidiócesis, 26 curas han sido investigados por la Fiscalía General de la Nación por delitos sexuales cometidos contra menores de edad.
Sebastián* estaba en la sacristía de la iglesia, donde ofreció el servicio de monaguillo, cuando el padre Julio lo agarró con firmeza, le arrancó la ropa y lo obligó a meterse sus genitales en la boca. Mientras le caían lágrimas y trataba de soltarse, en el fondo se escuchaban los cantos de los feligreses y las palabras bíblicas sobre la Divina Misericordia.
“Empujó la puerta del baño, me quitó la ropa, me pidió hacerle sexo oral, me penetró y me amenazó para que no dijera lo que había pasado”, relató el menor ante un fiscal y señaló como responsable a un alto jerarca de la Iglesia católica en Antioquia. Medicina Legal confirmó su pesadilla y la familia del cura trató de tumbar la denuncia con dinero.
A los parientes del menor les ofrecieron diez millones de pesos a cambio del silencio. La propuesta fue rechazada porque la plata no les calmaba el dolor y siguieron buscando justicia en un tribunal de la ciudad. Cada paso que daban los hundía en la tristeza: “En la iglesia respondieron que yo me lo había buscado y que ellos no tenían responsabilidad”.
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