Un tribunal de Mombasa (Kenia) condenó a prisión a cuatro policías —uno de ellos retirado— por la muerte del hijo de un aristócrata británico mientras se encontraba bajo su custodia, hecho ocurrido hace nueve años. Naftali Chege, Charles Wang’ombe, Ismael Baraka y John Pamba pagarán en conjunto 48 años de cárcel, de acuerdo con el fallo dictado este lunes por el juez Eric Ogola, informaron medios locales.
Alexander Monson, de 28 años, había sido arrestado en la madrugada del 19 de mayo de 2012 a las afueras de un bar en el distrito turístico de Daini (al suroreste de Mombasa), bajo sospecha de estar consumiendo cannabis. Luego de ser enviado a una comisaría y permanecer varias horas detenido en una celda, los agentes llamaron a su padre, Nicholas Monson —décimo segundo barón de Monson—, para informarle que su hijo había muerto por una aparente sobredosis de drogas.
La familia de la víctima rechazó esa conclusión preliminar, que absolvía de toda responsabilidad a los uniformados involucrados, y presionó hasta que años después se abrió un caso judicial con el fin de establecer las circunstancias de la muerte de Alexander, ya que sospechaba que había sido asesinado, recoge el periódico The Standar.
Tras una investigación que comenzó en 2015 y terminó tres años más tarde, se concluyó que el joven británico había fallecido como resultado de una golpiza. Según Reuters, un informe forense al que la agencia tuvo acceso mostró graves hematomas —uno de ellos producto de un golpe traumático en la cabeza— que desembocaron en una letal hemorragia interna.
De acuerdo con lo sustentado hoy por el juez Ogola, Monson se encontraba en perfecto estado de salud antes de su llegada a la estación de Policía, donde fue «brutalmente torturado», y ninguno de los cuatro policías «acudió a tiempo» para socorrerlo. «Las drogas se le pusieron al difunto después de su muerte, como un encubrimiento», subrayó. Entre otros aspectos, se determinó además que hubo amenazas contra testigos.
«No es suficiente»
Los agentes involucrados habían sido llevados a los tribunales en 2019, pero el juicio se aplazó para el año siguiente. En marzo pasado se reanudó y finalmente, este 15 de noviembre, fueron declarados culpables de homicidio involuntario. Chege recibió 15 años de prisión, Wang’ombe y Pamba 12 años y Baraka 9 años. Por el momento se desconoce si alguno de ellos apelará.
Tras el veredicto, los padres de Alexander reaccionaron a esas sentencias. Hillary Martin, su madre, afirmó que, aunque acepta el fallo, «no es suficiente para una madre que perdió a su hijo de manera tan brutal». De todas formas, agradece que se haya hecho justicia y espera que esto envíe un «poderoso mensaje a la fuerza policial de Kenia para que se respete la vida humana».
Nicholas, el padre, comparte la opinión de su esposa y cree que el veredicto «podría haber sido más fuerte», pero le tranquiliza saber que los acusados «enfrentarán algún castigo en la cárcel».
Según Reuters, civiles y grupos a favor de los derechos humanos acusan en Kenia con frecuencia a la Policía nacional de brutalidad y de llevar a cabo ejecuciones extrajudiciales. No obstante, rara vez los oficiales involucrados son acusados y casi nunca condenados. En 2011 se estableció en el país una autoridad de supervisión independiente para investigar conductas improcedentes dentro de las fuerzas del orden, pero, pese a las miles de denuncias, la entidad solo ha logrado la condena de 13 agentes.
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