Una niña de cuatro años que estuvo en estado de coma luego de ser violada y golpeada por un hombre el lunes pasado en el municipio colombiano de Garzón, en el departamento del Huila (sur), falleció este sábado, según informó el centro médico que la atendió.
“Lamentamos profundamente el fallecimiento de la paciente menor de edad en la madrugada de hoy 4 de julio del año 2020 debido a hipertensión endocraneana refractaria al manejo, disfunción de múltiples órganos secundaria a trauma encefalocraneano severo con politrauma”, detalló la Clínica Medilaser de Neiva, capital departamental de Huila.
El centro médico agregó que “por el tipo de muerte se realizó llamado a la Fiscalía”.
El caso conmocionó a Colombia porque el pasado 29 de junio los padres de la niña se dieron cuenta que la niña no estaba y comenzaron, junto con los vecinos, a buscarla en el caserío Puerto Alegría, que hace parte de Garzón.
En un principio hallaron una sandalia de la menor y un celular, “rastros que, al seguirlos, permitieron hallar a la niña inconsciente a orillas de la quebrada Caguancito, en medio de dos piedras y semidesnuda” y muy cerca de ella un hombre que fue entregado a las autoridades”, detalló la Fiscalía el miércoles.
Por la gravedad de las heridas, la niña fue trasladada a la Clínica Medilaser donde “se constató que fue víctima de violencia sexual y violencia física extremas”, por lo que estaba en coma y con pronóstico reservado por “las múltiples lesiones que recibió en sus partes íntimas y en el resto del cuerpo, cabeza, cara, tórax y abdomen”.
Por este caso fue detenido Sebastián Mieles Betín, de 27 años y que trabaja en oficios varios, a quien la Fiscalía acusó ante un juez por los delitos de tentativa de feminicidio agravado en concurso con acceso carnal violento agravado.
El hombre, que no aceptó los cargos, enfrenta una pena, según la Fiscalía, de hasta 30 años prisión.
Por otra parte, el Ejército está en el ojo del huracán por las denuncias de los últimos días de violaciones a dos niñas, una de 12 años de la etnia embera-chamí por siete soldados del Batallón San Mateo en el departamento de Risaralda (centro), y de otra de 15 de la tribu nómada nukak makú por dos militares del Batallón Joaquín París, en el Guaviare (suroeste).
Estos casos son la punta del iceberg a juzgar por la revelación que hizo el miércoles el comandante del Ejército, mayor general Eduardo Zapateiro, de que hay 118 miembros de la institución investigados desde 2016 por denuncias de violación y abuso sexual.
EFE
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