El obispo Gerald Glenn, pastor de la Iglesia Evangélica Nueva Liberación, ubicada en el estado de Virginia (EE. UU.) murió el pasado domingo 12 de abril después de contraer covid-19, enfermedad producida por el nuevo coronavirus. El periódico ‘New York Post’ asegura que el religioso decidió mantener su iglesia abierta, pese a las recomendaciones de las autoridades.
En la última ceremonia que celebró, el 22 de marzo de este año, el obispo Glenn hizo comentarios acerca del virus que causaron gran polémica. «Creo firmemente que Dios es más grande que este virus aterrador», aseguró
Haciendo caso omiso de las recomendaciones de las autoridades, el pastor prometió a sus feligreses mantener la iglesia abierta, pues dijo que los servicios que él prestaba eran esenciales. Además, manifestó que seguiría predicando «hasta que termine en la cárcel o en el hospital», según el mismo medio.
Las controversiales declaraciones del pastor generaron un gran debate, debido a que tuvo una actitud desafiante con las recomendaciones de aislamiento social que estaban dando las entidades estatales.
De hecho, un día después de su último sermón (que seguía replicándose en redes sociales), el gobernador de Virginia, Ralph Northam, tomó la decisión de prohibir todas las reuniones de más de 10 personas.
Según le contó Mar-Gerie Crawley, la hija del obispo Glenn, a ‘Wtvr’, una cadena de noticias local, el religioso había decidido llevar a cabo la ceremonia del 22 de marzo para apoyar a los feligreses que tenían miedo del virus. Crawley sostuvo que la intención de su padre no era desafiar las ordenes estatales.
Aunque el religioso había dicho que la gente en su iglesia estaba «curada», días después del sermón él y su esposa empezaron a enfermarse. Una tarde, sus familiares lo llevaron a un centro médico, donde le hicieron una prueba para comprobar si los síntomas que tenía eran a causa del nuevo coronavirus.
Un día más tarde, los médicos le informaron a la familia de Glenn que había dado positivo. Después de ir varias veces a urgencias, el estado del religioso empeoró. Aunque los médicos lo trataron y su condición mejoró con la ayuda de un ventilador, no pudieron salvarle la vida.
«Es algo que se vuelve muy real para ti», le dijo Mar-Gerie Crawley a ‘Wtvr’. «Lo único que le pido a la gente es que entienda la gravedad de la situación. No se trata sólo de nosotros, sino que afecta a todos los que están a nuestro alrededor», concluyó la hija del pastor muerto, que hace parte de las más de 20.000 víctimas del nuevo coronavirus en EEUU
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