Convencer a los jóvenes estadounidenses de que «el comunismo no solo es malo, sino perverso» es el primer objetivo del Museo de las Víctimas del Comunismo, que recién ha abierto sus puertas en Washington.
Por Pablo Planas / Libertad Digital
Las palabras entrecomilladas son de Lee Edwards, el cofundador y presidente emérito de la Fundación Conmemorativa de las Víctimas del Comunismo, impulsora de este y otros proyectos para combatir la influencia del comunismo.
El nuevo Museo de las Víctimas del Comunismo, único en el mundo, es fruto de treinta años de trabajo de la citada Fundación, que fue creada por el presidente de la Fundación Heritage, Edwin Feulner, y por Lee Edwards, exdirector del Instituto de Periodismo Político de la Universidad de Georgetown, miembro del Instituto de Política de Harvard y profesor adjunto de política en la Universidad Católica de América y el Instituto de Estudios Mundiales.
Según ha declarado Edwards a National Review, el objetivo de educar a los jóvenes estadounidenses sobre los crímenes del comunismo es un empeño compartido por demócratas y republicanos en un país en el hay encuestas que muestran que un alto porcentaje de los nacidos entre los ochenta y el año 2000, la generación de los «millenials», muestra simpatías por el socialismo. Edwards opina que no hay riesgo de que el comunismo penetre de manera significativa en los Estados Unidos, pero para ello es necesario que las nuevas generaciones dispongan de información contrastada en vez de propaganda filocomunista.
Pero el museo no se dirige solo a los jóvenes, sino también a los profesores. De ahí que la Fundación Conmemorativa de las Víctimas del Comunismo disponga de un programa que instruye a los docentes sobre cómo abordar el comunismo en las aulas.
Tres galerías sobre el horror
El museo está dividido en tres galerías. La primera, dedicada al Manifiesto Comunista, la revolución bolchevique y la toma del poder por parte de Lenin. La segunda galería está dedicada a Stalin y abarca de 1920 hasta la Segunda Guerra Mundial. En la tercera, se expone la resistencia al comunismo tras la Segunda Guerra Mundial, las masacres de Mao, la «Primavera de Praga», los «gulag» y los campos de exterminio de Camboya entre otros episodios de la historia criminal del comunismo en Europa, Asia e Hispanoamérica. Los visitantes disponen también de completa información sobre las atrocidades de los dirigentes comunistas, como el «Holomodor», la hambruna en Ucrania provocada por Stalin para eliminar a casi cuatro millones de personas.
El museo es una pieza más del trabajo de la Fundación Conmemorativa de las Víctimas del Comunismo para denunciar las atrocidades de los regímenes comunistas. Ellos construyeron el primer monumento conmemorativo de las víctimas del comunismo, cerca del Capitolio, producen vídeos de historia oral sobre las víctimas, organizan charlas, conferencias, pases cinematográficos, impulsan debates académicos y se asocian con líderes comunitarios para crear conciencia sobre el comunismo a través de eventos públicos y campañas de información en los medios.
Además, cuentan con un Foro chino cuya intención es ayudar a comprender la naturaleza del régimen chino y de su partido comunista y convocan actos de protesta, mítines y sesiones informativas sobre la vulneración de los derechos humanos en Cuba, Venezuela y Nicaragua.
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