González viajó el fin de semana a España y recibió asilo político allí después que las autoridades venezolanas lo acusaran de sabotaje y otros delitos que él rechaza, y un juez emitiera una orden de captura en su contra.
Por BBC MUNDO
Casi en simultáneo, el gobierno de Maduro revocó su consentimiento para que Brasil custodie la embajada de Argentina en Caracas, donde hay seis opositores refugiados, y fuerzas de seguridad llegaron a rodear temporalmente la sede diplomática.
Algunos tomaron todo esto como un portazo definitivo de Maduro a cualquier posibilidad de negociar una salida a la crisis abierta tras las elecciones del 28 de julio donde las autoridades electorales lo dieron como ganador, aunque la oposición cuestiona esos resultados.
Tamara Taraciuk, una experta en Venezuela que dirige el programa de Estado de Derecho en el Diálogo Interamericano, un centro de análisis regional con sede en Washington, cree que todavía puede abrirse una negociación en el país con presión de la comunidad internacional.
“Maduro de alguna manera le hizo un favor a la democracia haciendo las cosas tan mal”, asegura Taraciuk en una entrevista con BBC Mundo.
Lo que sigue es una síntesis de la conversación con esta abogada y exdirectora para las Américas de Human Rights Watch que cubrió durante años Venezuela, el país donde nació de padres exiliados de la dictadura militar argentina:
¿Qué significado le das a la salida de Edmundo González de Venezuela?
Creo que es un reflejo de la escalada represiva en Venezuela.
Hay que entender el contexto en el que ocurre, con más de 2.000 personas detenidas arbitrariamente, más de 25 personas muertas tras las elecciones, con un nivel de Estado policíaco mucho más fuerte de lo que se había visto.
Y esto ocurrió un par de días después del incidente de la embajada argentina: el mensaje que envió el régimen de Maduro es que un opositor político no puede estar seguro ni siquiera en una embajada extranjera, cuando él estaba en ese momento en la embajada de los Países Bajos.
Entonces hay un miedo razonable de que pudiese terminar preso.
Y la conclusión fue que era más útil y libre afuera de Venezuela que preso dentro de Venezuela.
¿Qué pierde o gana el gobierno de Maduro con la salida del país del candidato presidencial que lo desafió en las urnas y dice haberlo derrotado?
Creo que el régimen está tratando de presentar esto como si fuese una victoria de desarticulación de la oposición.
Mi impresión es que esto es una movida en una partida de ajedrez, no un jaque mate.
Lo que hace es colocar a los actores en un lugar distinto. Pero el contexto es el mismo.
El régimen establece un resultado electoral que no ha podido probar, la oposición logró demostrar con actas oficiales que Edmundo González ganó las elecciones y la respuesta del régimen ha sido fraude y represión.
Maduro de alguna manera le hizo un favor a la democracia haciendo las cosas tan mal.
Se le ha hecho difícil inclusive a los gobiernos de izquierda que históricamente no se animaron a contradecirlo apoyar los resultados oficiales que anunció el gobierno.
El desafío que tiene la oposición hoy es rearticular su respuesta en la práctica, como dijo María Corina Machado que iban a hacer: Edmundo González luchando por la transición democrática desde afuera y ella desde adentro.
La vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, dijo que permitieron el traslado de González “en aras de la tranquilidad y paz política del país”. Y algunos evalúan que para el chavismo también era más conveniente tener al excandidato opositor fuera de Venezuela que preso. Entonces, ¿por qué esto no puede verse como una victoria para Maduro?
Porque hay un hecho que quedó en evidencia el 28 de julio: la gran mayoría de la población venezolana no lo quiere en el poder.
Y para eso es totalmente irrelevante si Edmundo González está desterrado, preso, en su casa o haciendo campaña política en Venezuela.
Lo revelador de lo que pasó el 28 de julio fue no solo fue la victoria opositora inclusive en zonas que tradicionalmente apoyaban al régimen, sino la capacidad de organización de la oposición para probar que ganaron.
Eso tomó por sorpresa al régimen y no cambia con Edmundo González afuera.
En un mensaje difundido este lunes, González dijo que salió de Venezuela “para que cambien las cosas” en el país y defendió una “política de diálogo” para el reencuentro de sus compatriotas. ¿Es posible en este escenario que haya algún espacio mayor para una negociación? ¿O por el contrario se reduce cada vez más ese margen?
Creo que el resultado de una dictadura pura y dura como Nicaragua en Sudamérica no es inevitable.
Hoy vemos que ese es el curso que ha tomado el régimen porque es lo que mejor sabe hacer: reprimir y aferrarse al poder brutalmente.
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