“El éxito es incierto, pero el entretenimiento está garantizado”. Con estas palabras, el exitoso empresario Elon Musk, dueño de SpaceX describió lo que fue el séptimo vuelo de prueba del supercohete Starship, el más grande del mundo, que tuvo buenas y malas noticias en su lanzamiento de ayer por la tarde.
Respecto al entretenimiento garantizado, Musk hizo referencia a dos episodios clave que ocurrieron durante esta prueba de la nave, que en un futuro cercano podría llevar astronautas a la Luna y Marte, según la NASA.
El primero de los dos episodios fue la exitosa recuperación de la primera etapa de 70 metros del cohete, llamada Super Heavy, la cual fue atrapada por los brazos mecánicos que tiene la plataforma de lanzamiento ubicada cerca de la localidad de Bromsville, Texas, EEUU. Y el segundo episodio fue una espectacular explosión de la segunda etapa o nave principal Starship, que por problemas técnicos terminó explotando pasados los 8 minutos de despegue y no pudo completar su descenso en una plataforma marina ubicada en el océano Índico.
Así, en un hito que marcó tanto avances como contratiempos, SpaceX llevó a cabo el séptimo vuelo de prueba de Starship, su cohete más grande y ambicioso.
Este lanzamiento, que ocurrió el 16 de enero desde la base Starbase en Texas, dejó al descubierto tanto los logros técnicos como los retos que enfrenta la compañía de Elon Musk en su carrera para lograr un sistema de transporte espacial totalmente reutilizable, que abarate el acceso al espacio y sea el motor principal de más vuelos espaciales que determinen colonias humanas en otros mundos en las próximas décadas.
El despegue, que tuvo lugar a las 16:37 hora local (22:37 GMT), comenzó con un rendimiento nominal o correcto de los 33 motores Raptor de la etapa inferior, Super Heavy.
El propulsor Super Heavy y la nave Starship se separaron en forma exitosa 2 minutos y 40 segundos más tarde, a una altitud de 91 kilómetros. El propulsor (Booster 14) regresó a la base en Texas gracias a su combustión de refuerzo, con 12 de los 13 motores Raptor planificados para volver a encenderse, y así comenzar su regreso al sitio de lanzamiento.
Minutos más tarde, fue capturado por los brazos mecánicos de la torre de lanzamiento, conocidos como Mechazilla o palitos chinos.
Esta maniobra marcó la segunda captura exitosa de un Super Heavy, tras la primera que fue en el quinto vuelo, un paso esencial para la reutilización de componentes clave del sistema de lanzamiento.
“El encendido de aterrizaje redujo la velocidad de Super Heavy y se movió hacia los brazos de la torre de lanzamiento y captura”, detalló SpaceX. Este éxito consolida avances importantes en la tecnología de recuperación, reduciendo potencialmente los costos de las misiones futuras.
Sin embargo, no todo salió según lo planeado. La etapa superior, llamada Starship, debía volar en una trayectoria suborbital durante aproximadamente una hora, al cabo de la cual tenía previsto amerizar en el océano Índico, como en las últimas pruebas realizadas.
En estos vuelos de prueba iniciales, la idea no es alcanzar la órbita, sino dar la vuelta al planeta y descender con la cola por delante para finalizar en el Índico. Starship encendió con éxito sus seis motores Raptor y comenzó su ascenso al espacio.
No obstante, los problemas comenzaron a aparecer. En el minuto 7:40, uno de sus tres motores centrales se apagó. Poco después se apagaron otros dos motores. Dos de los tres motores restantes fallaron medio minuto más tarde. La nave explotó en el T+8:26 a una altitud de 146 km y a más de 19.000 kilómetros por hora de velocidad.
Según los ingenieros de SpaceX, la telemetría de la nave se perdió debido a un incendio en la sección de popa del cohete, lo que provocó un “desmontaje rápido e imprevisto de la nave”. Kate Tice, quien lideraba la transmisión oficial, comentó en tiempo real: “Podemos confirmar que perdimos la nave”. Este incidente fue un golpe para los ambiciosos objetivos de la prueba, que incluían evaluar un sistema de despliegue de satélites y realizar experimentos relacionados con la reutilización de naves.
“La nave espacial Starship sufrió un desmontaje rápido e imprevisto durante su ascenso. Los equipos seguirán revisando los datos de la prueba de vuelo de hoy para comprender mejor la causa raíz”, indicó SpaceX en un comunicado oficial. A pesar del revés, la compañía subrayó que cada vuelo de prueba ofrece lecciones invaluables para mejorar la fiabilidad del sistema. “Los equipos seguirán revisando los datos de la prueba de vuelo para comprender mejor la causa raíz. Con una prueba como esta, el éxito proviene de lo que aprendemos, y el vuelo de hoy nos ayudará a mejorar la fiabilidad de la Starship”, agregaron.
“La explicación preliminar es que tuvimos una fuga de oxígeno/combustible en la cavidad que hay sobre la mampara cortafuegos del motor de la nave, lo suficientemente grande como para generar una presión por encima de la capacidad de venteo”, escribió Elon Musk en X.
La explosión de Starship a 140 kilómetros de Starbase, provocó la reentrada de miles de piezas incandescentes de la nave que cayeron por sobre el Mar del Caribe, lejos de zonas pobladas. Inmediatamente, SpaceX comunicó a la Administración Federal de Aviación de EEUU que su cohete había explotado, a fin de que los aviones que circulaban por la zona fueran desviados.
Incluso algunos vuelos se detuvieron temporalmente en aeropuertos como el de Miami, según testigos y registros de plataformas de seguimiento como FlightRadar. Si bien no se registraron daños en aeronaves o civiles heridos, el episodio recuerda los riesgos inherentes al desarrollo de tecnologías espaciales.
Los ingenieros de SpaceX ahora deberán analizar los datos y las causas de la explosión a fin de realizar las mejoras necesarias en próximos vuelos, entre las cuales ya se mencionan la incorporación de sistemas de supresión de incendios en la cavidad problemática y el aumento de la capacidad de ventilación para futuras misiones.
El séptimo vuelo de Starship marcó la primera vez que SpaceX no logró repetir todos los hitos alcanzados en pruebas anteriores, lo que recuerda lo difícil que es desarrollar un sistema de lanzamiento completamente reutilizable y confiable.
Innovaciones tecnológicas en juego
El séptimo vuelo introdujo cambios significativos en el diseño del Starship. Entre las novedades se encontraban tanques más grandes capaces de almacenar un 25% más de combustible, un escudo térmico mejorado y ajustes en las aletas superiores para minimizar daños durante la reentrada. Además, la nave estaba equipada con 10 satélites de prueba diseñados para simular las características de los futuros satélites de la red Starlink. A pesar de estas innovaciones, la falla impidió que el despliegue planificado pudiera realizarse.
SpaceX enfrenta ahora una investigación exhaustiva para determinar las causas del fallo, lo que podría retrasar el cronograma de desarrollo. La Administración Federal de Aviación (FAA), que supervisa los lanzamientos desde Estados Unidos, podría imponer condiciones más estrictas antes de autorizar nuevos vuelos. Este tipo de problemas no son nuevos para el programa Starship, que ha demostrado avances continuos pese a los obstáculos. En vuelos anteriores, la etapa superior logró completar trayectorias suborbitales y amerizajes controlados en el océano Índico, aunque con incidencias menores.
Elon Musk, conocido por su optimismo y ambición, sigue apostando por el Starship como la clave para la exploración espacial del futuro. Este cohete, de 122 metros de altura y diseñado para misiones tripuladas y de carga, será un pilar fundamental en los planes de SpaceX para llevar humanos a la Luna y Marte. Además, la NASA ha contratado a la compañía para desarrollar una versión del Starship que transportará astronautas desde la órbita lunar hasta la superficie como parte de la misión Artemis III en 2027.
La reutilización como clave para el éxito
Uno de los aspectos más innovadores del programa Starship es su enfoque en la reutilización total. La capacidad del Super Heavy de regresar a la base y ser capturado con precisión es un avance crucial. Esta tecnología no solo reduce los costos de lanzamiento, sino que también abre la puerta a un modelo más sostenible para la exploración espacial.
El diseño del Starship es un testimonio de la innovación. Su estructura de acero inoxidable no solo recuerda a los cohetes de la ciencia ficción clásica, sino que también ofrece ventajas prácticas para resistir las altas temperaturas de la reentrada.
Con una capacidad para transportar carga y pasajeros a destinos que incluyen la Luna y Marte, Starship es una apuesta audaz por el futuro de la humanidad en el espacio.
Aunque el séptimo vuelo de prueba de Starship reveló áreas críticas que necesitan mejoras, también mostró los avances significativos logrados por SpaceX en su misión de revolucionar la exploración espacial. Desde la captura exitosa del Super Heavy hasta las lecciones aprendidas de los fallos, este programa sigue marcando el camino hacia un sistema de lanzamiento completamente reutilizable.
Elon Musk y su equipo enfrentan retos considerables, pero su visión de un futuro interplanetario sigue impulsando la innovación y la ambición. Con cada vuelo, el Starship avanza un paso más hacia su meta final: llevar a la humanidad más lejos de lo que nunca ha llegado.
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