Desde hace casi tres meses, Daniel Sancho permanece entre rejas en la paradisiaca isla tailandesa de Koh Samui, a la espera de un juicio en el que será procesado por cargos como el presunto asesinato premeditado y descuartizamiento de su «amigo especial» Edwin Arrieta. Se trata de un macabro crimen, que tanto la policía como la fiscalía tailandesa consideran que fue fruto de un acto deliberado, un agravante que, de demostrarse, podría acarrear la pena de muerte o, en el mejor de los casos, la cadena perpetua.
El cocinero español, que a menudo compartía imágenes de su vida, sus aficiones y sus exquisitas creaciones culinarias, logró labrarse una notable presencia en redes sociales. Hijo de los actores Rodolfo Sancho y Silvia Bronchalo, se crió en un entorno privilegiado y todo apuntaba a un futuro prometedor, pero los macabros acontecimientos de este verano han ensombrecido sus perspectivas. Ahora, el horror le ha encumbrado a la fama internacional por un doloroso camino de espinas.
Los aterradores detalles surgieron cuando el propio Daniel denunció la desaparición de Arrieta, antes de acabar confesando el misterioso crimen. El cirujano colombiano llegó a la isla el 2 de agosto, según parece, para asistir junto a su amigo a la famosa fiesta de la luna llena. Fuentes policiales señalaron que ambos quedaron en el muelle de Koh Phangan, tras lo cual comieron y pasearon por la playa de Haad Rin, cerca del hotel que tenían reservado. Hacia la medianoche de ese día, Daniel informó a la policía de que Edwin se había esfumado sin dejar rastro.
La denuncia levantó sospechas, por lo que los agentes analizaron las grabaciones de las cámaras de seguridad repartidas por toda la isla, que revelaron que el madrileño habría comprado cuchillos, una sierra, estropajos y bolsas de basura antes de supuestamente cometer el delito. Asimismo, compró un kayak, que utilizaría para deshacerse de partes del cuerpo del colombiano en el mar. El escándalo saltó cuando en un vertedero de Phangan se produjo un primer macabro hallazgo, y cuando en posteriores registros se encontraron hasta 14 partes de restos humanos.
A raíz de esto, Daniel fue detenido el 5 de agosto, cuando atribuyó el crimen a problemas de celos, afirmando que se sentía un rehén, ya que el cirujano «le obligaba a hacer cosas con las que no se sentía cómodo, le aislaba de otras personas y le mantenía en una jaula de cristal».
Rodolfo Sancho está haciendo lo imposible por asegurar una buena defensa y para ello se ha rodeado de expertos legales, criminólogos, y portavoces que, entre otras cosas, tratan de demostrar que el asesinato no fue premeditado, ya que los utensilios adquiridos eran para fines culinarios, por su condición de chef y por su pasión por la cocina tailandesa.
El chef, que ahora está representado por un letrado de oficio, llevaba sin abogado en Tailandia desde el 7 de septiembre, después de que su padre pusiera fin a los servicios de su representante legal tailandés por diferencias en la estrategia de defensa.
El tremendo suceso ha desencadenado un aluvión de especulaciones y teorías conspirativas, con informaciones de un posible pasado violento de Sancho o un perfil acosador de Arrieta, dejando atónita a la opinión pública. A medida que se van conociendo más detalles, el enigma crece, dejando muchas preguntas sin respuesta. Probablemente, el informe fiscal y el juicio arrojen luz sobre los detalles que rodean a los motivos del crimen.
Al parecer, el juez encargado del caso ha descartado la libertad bajo fianza. De cara a la vista del próximo 13 de noviembre, Sancho debe estar preparado para testificar y declararse de nuevo culpable o inocente. Simultáneamente, deberá enfrentarse a la determinación final del magistrado, que establecerá la gravedad de los cargos y, en consecuencia, especificará el tipo de pena a la que deberá enfrentarse. No obstante, a la policía no le tembló la voz al anunciar que tenía pruebas suficientes como para solicitar la pena de muerte.
Hasta ahora, los resultados de la investigación han desvelado estremecedores detalles del crimen, si bien, por el momento, la autopsia preliminar de los restos encontrados del cirujano no revela la causa exacta del fallecimiento. En contra de las afirmaciones iniciales de Sancho de que todo fue un accidente, las pesquisas oficiales apuntan a que fue un acto preparado a conciencia y no fortuito.
Los agentes, deseosos de cerrar el caso cuanto antes, aseguraron que el fallecido no murió de un golpe, sino degollado. El controvertido inspector encargado del caso, Surachate Hakparm, especificó que el descuartizamiento del cadáver se prolongó durante tres horas, y que posteriormente Sancho permaneció toda la noche limpiando para no dejar rastro. Además, la Policía corroboró que en el descuartizamiento del cadáver se utilizaron dos herramientas de corte, una sierra y un cuchillo de carnicero que, supuestamente, adquirió el propio Sancho.
El país de las sonrisas se rige por unas leyes tremendamente férreas. En cuanto a su ordenamiento jurídico, el artículo 289 dispone que, para los homicidios con agravantes, se aplicará la pena capital.No obstante, desde 2018 no se ha ejecutado a ninguna persona, ya que suele conmutarse por cadena perpetua.
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