La crisis de los casi 100 mil desaparecidos en México se une a la de feminicidios y dos casos casos recientes de jovencitas unieron la indignación nacional de la población ante lo que parecieran ser omisiones, minimizar la importancia de las búsquedas inmediatas y la impunidad mayor del 90%, que no sólo fue en estos casos sino en miles.
En el caso de Debanhi Escobar Bazaldúa fue la familia quien la buscó incansablemente día y noche, la fiscalía mantuvo un hermetismo hiriente hacia los padres desde un principio como denunció Mario Escobar, padre de la joven de 18 años, estudiante de Nuevo León, sin embargo tras 13 días de su desaparición fue encontrada en la cisterna del Motel Nueva Castilla, tan sólo a unos metros de donde la dejó el taxista.
“13 días aquí, ¿cuántas veces estuvieron aquí?, ¿cuántas veces?”, reclamó el padre de Debanhi a los agentes estatales que resguardaban el inmueble mientras peritos verificaban la identidad de .
Sin embargo conforme avanzó la investigación, lejos de aclararse se volvió más turbio, Mario Escobar, sostuvo que en la investigación hubo negligencia por parte de la Fiscalía General de Justicia de Nuevo León y de los empleados del Motel Nueva Castilla, al demorar 15 días la entrega de información y videos sobre el caso, además de que en un principio no le compartían los avances, posteriormente el caso pasó a manos de Griselda Núñez Espinoza, Fiscal Especializada en Feminicidios y Delitos contra las Mujeres.
Entre lo que causa más zozobra es que la segunda autopsia realizada al cuerpo de Debanhi, mandada a hacer aparte por su familia, reveló que la joven sufrió abuso sexual antes de ser golpeada en la cabeza en repetidas ocasiones, lo cual habría provocado el traumatismo que causó su deceso, lo que contrasta con la autopsia de la fiscalía, que en un principio apuntaba a un posible accidente, ya que según ellos la causa de muerte habría sido traumatismo craneoencefálico.
En el caso de Yolanda Martínez, de 26 años y madre de una pequeña, fue vista por última vez el pasado 31 de marzo en el municipio de San Nicolás de los Garza, también en Nuevo León, su cuerpo fue hallado 35 días después en un paraje desolado.
La familia de Yolanda ha denunciado que hasta el momento gran parte de los datos relevantes acerca su desaparición han sido obtenidos por su padre, quien hoy expresó: “Toda la información que hay y que va a haber es porque yo la he tratado de conseguir de una u otra manera porque no paro, no duermo. Yo he llenado la carpeta y digo: Señores, ¿qué les pasa?”.
En ese sentido Gerardo Martínez, padre de Yolanda, externó también que cabe la posibilidad de despedir a los abogados en caso de que no estudien cuidadosamente toda la información y no estén en la misma sintonía que él porque, como en el caso de Debanhi, tampoco le dieron información desde un principio, además que quien la buscó fuera la misma familia.
Cabe mencionar que esta no es la primera vez que Gerardo ha acusado deficiencia el trabajo de la FGJ. Recientemente aseguró que una mujer en videos presentados por la Fiscalía no es su hija. Además de que, a través de una grabación subida a Instagram, denunció que las autoridades solo han logrado obtener material audiovisual irrelevante.
En ese sentido expresó: “La Fiscalía presenta unos videos que en realidad no arrojan nada, son videos anteriores a los que nosotros les pasamos. Entonces realidad no nos ayudan en la investigación, es como atrasarnos.”
Pero no son sólo en estos casos, en cientos de casos se han mostrado irregularidades por parte de autoridades, desde siempre.
Irinea Buendía fue un caso icónico, una mujer de avanzada edad que luchó contra el sistema para demostrar que su hija no se había “suicidado” como hicieron parecer las autoridades que estaban coludidas con el feminicida, ya que él era también policía.
O como con Andrés Filomeno “N”, el feminicida confeso de Atizapán de Zaragoza (Estado de México), que según su propia confesión habría matado a cerca de 30 mujeres, pero él estuvo frente a frente con agentes del Ministerio Público en 2016 por la desaparición de María Noé Mares y su hijo Edgard, ya que él fue la única persona que la había visto el día que no regresaron a casa ni ella ni el pequeño de siete años, pero nadie lo investigó, nadie corroboró que fuera verdad lo que decía, se fue y siguió matando. Fue gracias al esposo de su última víctima que entró a la fuerza a su domicilio y encontró una escena dantesca al hallar a su esposa destazada en una mesa un un sótano secreto, donde mató por décadas, sin que nadie buscara a esas decenas de mujeres.
La familia de otra víctima del feminicida de Atizapán, Rubicela Gallegos, denunció que regresaron al Estado de México (ya que viven en Nuevo León) para pedir el expediente. Entonces (…) “le dicen que el expediente no lo hallan. Y ya después, cuando lo hallan, ya se había mandado a archivo muerto, no le dieron procedimiento. Mi papá es el que tenía contacto con el agente Bravo, y la verdad nunca hizo nada”. Fue gracias a una conocida de Rubicela que detectaron el lugar donde estuvo por última vez.
Otro indignante caso ocurrió con Óscar García Guzmán, feminicida serial de cuatro mujeres y dos hombres, entre ellos su propio padre y el de una víctima.
La familia de Patricia Nava, una de sus víctimas, acudió a la policía, les tomaron su declaración y les dijeron que investigarían. Ellos también lo hicieron por su cuenta ante la desesperación de no saber nada de su paradero. La familia logró dar con la última ubicación que el celular de Paty marcó: era la casa de la madre de Óscar, en Villa Santín.
Con esta valiosa información fueron con las autoridades, pero les dijeron que una orden de cateo iba a tardar varios días. Como lo relataron a Infobae México en exclusiva, dos familiares no podían esperar y se dirigieron a preguntar a esa casa si ella se encontraba ahí. Fueron recibidos por Óscar, quien agresivo, los amenazó con una navaja para que se fueran, dijo no saber nada y hasta llamó a la policía.
Los policías efectivamente acudieron, pero se llevaron detenidos a los familiares de Paty, y les levantaron un reporte de hechos por intento de allanamiento de morada, a pesar de explicar la situación los uniformados sólo cuestionaron al individuo, quien en un principio dijo no saber nada.
Posteriormente fue llamado declarar, lo atendió la licenciada Beatriz (según la versión de Óscar en sus mensajes), y dijo que sí conocía a Paty e inventó que ella había acudido a su casa para pedirle prestado dinero junto a un hombre en un carro rojo. Todo era mentira y lo hizo para confundir a las autoridades.
Días después, cuando finalmente llegó la orden de cateo, los ministeriales entraron y revisaron la casa, solo la casa, no el patio trasero donde estaban sus mascotas y donde había tierra revuelta y fresca, ahí recién había enterrado a Paty. Como no vieron nada sospechoso se fueron, hasta que meses después volvieron a tener noticias de Óscar y de esa casa, donde estaban los cadáveres de tres mujeres asesinadas.
La familia de su última víctima Jessica Guadalupe Jaramillo, madre de un bebé de 10 meses en ese entonces, sabía que ella estaba en el domicilio de este sujeto, ellos mismos investigaron el GPS de su teléfono y esto marcaba, incluso su padre denunció a las autoridades que la había visto por la ventana, sin embargo la policía no acudió hasta seis días después de su desaparición con una orden de cateo, cuando ella llevaba alrededor de tres días muerta.
También en este caso Óscar García Guzmán fue citado a declarar, dijo que no la había visto, le creyeron y se fue para regresar a matarla para después huir. Su familia no quiso romper el delito de allanamiento de morada y por eso pidió auxilio a las autoridades, pero otra vez, llegaron muy tarde.
Las múltiples omisiones de los ministerios públicos han sido una constante para las madres de las desaparecidas, “al rato regresa, se fue con el novio” o “tiene que esperar 72 horas para ver si regresa” parecen ser una regla que ha permanecido intacta por décadas, cuando se sabe que las primera horas de la desaparición de una personas son cruciales para hallarlas con vida.
”Al rato regresa, debe ser berrinche”: autoridades no buscaron a Rosa
La desaparición de Rosa María López, de 15 años, se registró el pasado 21 de marzo. De acuerdo con la información oficial, la menor originaria de de la localidad de Cuapech, Cuetzalan salió a trabajar y no regresó, razón por la que su familia comenzó su búsqueda inmediatamente.
Uno de sus tíos realizó una publicación en su perfil de Facebook en la que compartió que al solicitar ayudar con un agente policial, este respondió que no se podía hacer nada y que habría que esperar que la niña regresara por sus propia voluntad “hasta que se le pasara el berrinche”.
Tres días después, su cuerpo sin vida fue localizado cerca de su domicilio. Hasta el momento no hay detenidos por su crimen.
“La mayoría desaparecen por rebeldía”: fiscal minimizó desapariciones de jóvenes
México es un país inseguro para las mujeres, lo constantan las cifras —que refieren que a nivel nacional se han registrado 748 desaparecidas—, pese a ello, algunos funcionarios han intentado minimizar la situación atribuyendola a problemas de comunicación con la familia.
En medio del terror por las últimas desapariciones de mujeres en Nuevo León, el fiscal del estado, Gustavo Adolfo Guerrero ha mencionado que la rebeldía propia de las jóvenes es la prinicipal causa de este fenómeno.
“La causa principal de las desapariciones de mujeres es por falta de comunicación entre la familia, enojos entre ellos, rebeldía de los jóvenes, porque el lapso de las edades de mujeres es de 14 a 25 años, es la mayoría de las personas, de las mujeres que se desaparecen, pero no es derivado de un delito, sino que es una decisión voluntaria”, afirmó en una entrevista.
Antes de las polémicas declaraciones del fiscal, el secretario de Seguridad Pública del estado Aldo Facsi, había señalado que las desaparecidas eran jóvenes que se habían olvidado de avisar a su mamá que se iban.
Brenda fue secuestrada y una cámara grabó todo
Una cámara de seguridad ubicada al interior de un domicilio captó el momento en el que Brenda Magdalena González Ibarra fue secuestrada en el estado de San Luis Potosí. De acuerdo con el informe de la Fiscalía General del Estado (FGE), el crimen fue cometido en el Fraccionamiento Los Álamos, unidad habitacional muy cercana al Parque Tangamanga, uno de los más populares de la capital potosina.
En las primeras horas del sábado 26 de marzo comenzó a difundirse en redes sociales el video de la escena. Brenda se encontraba al exterior del domicilio de un par de vecinos suyos de la tercera edad, con quienes entabló una conversación acerca de una bomba de agua que corría el riesgo de hacer un corto circuito. En ese instante, el perpetrador del crimen irrumpió. Hasta el momento no se ha vuelto a saber el paradero de Brenda.
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