La policía de Japón investiga a un anciano sospechoso de diezmar con veneno a los gatos que habitan Umashima, una pequeña isla en el sur del país que debido a su gran población de felinos es conocida como la “isla de los gatos”.
Junto con la cercana Aoshima, que también tiene una alta población de gatos, Umashima se convirtió en un destino turístico especialmente popular entre los instagramers. En ella vivían 30 humanos y unos 100 gatos, casi todos callejeros.
No obstante, en los últimos años la población de gatos comenzó a caer de forma abrupta. Decenas de animales comenzaron a morir por una causa desconocida. Las muertes comenzaron en 2017. En los dos años siguientes, la población de felinos cayó a menos de 30 ejemplares, según consignó el diario South China Morning Post.
A pesar de que las protectoras han tenido que realizar algunas acciones para controlar las colonias, nada explicaba la fuerte caída en el número de felinos. “No es una disminución normal, no hay duda que un elemento externo y humano lo está causando”, explicaba el año pasado a The Guardian Kunihisa Sagami, directora de una fundación que esteriliza gatos.
Las muertes atrajeron la atención de los medios locales y de los grupos animalistas.
La organización para la protección animal “Deteniendo la crueldad con los animales” (SCAT, por sus siglas en inglés) comenzó una investigación, recibiendo numerosos informes sobre la presencia de peces con un extraño tinte azul en varios lugares de la isla. El grupo encontró que los gatos que comían la comida se desvanecían y echaban espuma de la boca antes de morir.
SCAT compartió sus hallazgos con un segundo grupo anti crueldad contra los animales, Taisetsuna Nekotachi, que luego los transmitió a la policía en octubre del año pasado. Así, las autoridades comenzaron a investigar si las muestras del pez para ver si contenía veneno
Un avance decisivo se produjo cuando una televisión japonesa interrogó a un hombre que contó que había colocado un químico agrícola en el pescado para evitar que los cuervos se comieran sus plantaciones de patata. “Nunca fue mi intención dañar a ningún gato”, aseguró.
“No hay tantos cuervos en Umashima, la comida estaba claramente dirigida a los gatos”, dijo por su parte SCAT.
Varios residentes algunos residentes de la isla se dijeron tristes por lo ocurrido. “Si alguien es responsable de esta crueldad, quiero que pare”, comentó uno de ellos a The Guardian.
El sospechoso de los envenenamientos no ha sido nombrado, pero se cree que tiene unos 80 años y es residente de la ciudad de Kitakyushu.
La policía envió los resultados de la investigación a los fiscales el 5 de junio y se espera que sea acusado de violar una serie de regulaciones de protección animal.
“La ley revisada de protección animal entró en vigencia el 1 de junio con castigos más severos”, dijo el director de SCAT, Sachie Yamazaki, al periódico local The Mainichi. “Espero que las consecuencias de este caso conduzcan a la prevención de más maltrato animal”.
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