La Casa Blanca defendió este lunes como «legales» sus bombardeos contra posiciones de milicias apoyadas por Irán tras las críticas recibidas por el Gobierno iraquí y algunos legisladores en Estados Unidos, y aseguró que los lanzó para evitar una posible «escalada» con Teherán.
La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, justificó los ataques aéreos estadounidenses perpetrados anoche en zonas fronterizas entre Siria e Irak, que han dejado al menos 11 muertos entre civiles y milicianos chiíes.
«La opinión del presidente es que esta fue una medida necesaria, apropiada y deliberada. Estos ataques se diseñaron para limitar el riesgo de escalada», dijo Psaki durante su rueda de prensa diaria.
El Pentágono justificó los ataques selectivos al alegar que se lanzaron contra posiciones desde las que las milicias apoyadas por Teherán lanzan ataques con drones contra posiciones y soldados estadounidenses en Irak.
Psaki negó que los bombardeos estuvieran coordinados con la visita este lunes a Washington del presidente israelí, Reuvén Rivlin, y aseguró que la Casa Blanca sigue confiando en que «salgan adelante» las negociaciones nucleares con Teherán en las que participa Estados Unidos.
«Nuestro objetivo es una desescalada (con Irán). Pero el presidente se va a reservar la opción de responder cuando haya una amenaza contra intereses estadounidenses», recalcó la portavoz.
Tanto el Ejército como el Gobierno iraquíes condenaron tajantemente el bombardeo en su territorio, que describieron como una «violación flagrante e inaceptable de la soberanía iraquí y de la seguridad nacional».
Al respecto, Psaki afirmó que el Gobierno iraquí es su «aliado» y que la Casa Blanca entiende la necesidad de una «desescalada», pero que «los ataques contra las tropas» estadounidenses «deben parar».
La portavoz también describió la operación aprobada por el presidente estadounidense, Joe Biden, como ajustada a la legalidad «nacional e internacional», al subrayar que Washington actuó en base a su derecho a la «defensa propia».
Los bombardeos han generado preocupación en parte del Congreso estadounidense, por parte de figuras como el senador demócrata Chris Murphy, quien expresó en un comunicado su temor de que los encontronazos entre las tropas estadounidenses y las milicias estén entrando en un «patrón de hostilidades» propias de una guerra.
El ataque es el segundo de este tipo ordenado por Estados Unidos desde que Biden llegó al poder: en febrero, las fuerzas armadas de EE.UU. golpearon una posición de dos milicias proiraníes en Siria en respuesta al lanzamiento con cohetes contra soldados estadounidenses en la región.
EFE
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