Hace cinco años Alexis Llanos y su familia huyeron de Venezuela hacia Colombia, escapando de amenazas de muerte y persecusión política. Tampoco allí consiguieron estabilidad y resolvieron atravesar la peligrosa selva panameña del Darién para cruzar ilegalmente la frontera de Estados Unidos con México.
Por Gisela Salomon y Colleen Long / AP / El Nuevo Herald
Sus planes ya tenían fecha para agosto de 2023, cuando un amigo les contó de un nuevo programa del gobierno de Estados Unidos que les permitiría llegar de manera legal. Entonces decidieron esperar, y funcionó.
Después de un proceso de cuatro meses que incluyó exámenes médicos y numerosas entrevistas con organismos de las Naciones Unidas y funcionarios estadounidenses, Llanos, su pareja Diomaris Barboza, y sus hijos de 7 y 3 años llegaron a la Florida.
“Fue una oportunidad única, un milagro que Dios tenía preparado para mí”, expresó Llanos, de 27 años, en una entrevista reciente con The Associated Press.
“Me siento bendecido, agradecido… no quería arriesgarme, no me perdonaría si les hubiera pasado algo por culpa mía” cruzando la selva, dijo. La familia Llanos es una de las primeras que ha llegado legalmente a Estados Unidos a través de un nuevo programa del gobierno del presidente Joe Biden conocido como “Oficinas de Movilidad Segura”, que funciona en Colombia, Guatemala, Costa Rica y Ecuador.
El objetivo es acelerar el proceso de refugiados para que los migrantes no tengan que pagar a contrabandistas humanos en una peligrosa travesía por numerosos países antes de llegar a la frontera de México con Estados Unidos, que ha tenido un récord de cruces ilegales. Hasta ahora unos 3.000 refugiados han llegado a Estados Unidos a través de este programa, y 9.000 han sido aprobados.
El impacto en los cruces fronterizos ilegales, sin embargo, ha sido ínfimo. En diciembre se produjeron más de 10.000 detenciones diarias de migrantes durante varios días. En ciudades como Chicago, Nueva York y Denver, los inmigrantes que no tienen acceso a permisos de trabajo, duermen en los vestíbulos de las comisarías y en los aeropuertos.
El tema de la frontera de Estados Unidos con México es central en la campaña presidencial de 2024, con fuertes críticas de la oposición republicana a las políticas migratorias de Biden.
Los republicanos demandan políticas más restrictivas que reducirían drásticamente las protecciones de asilo, entre otras cosas, y presionan negociando esto a cambio del pedido de Biden de decenas de millones de dólares de ayuda adicional para Ucrania.
El programa fue creado en momentos que la administración busca frenar el cruce ilegal de migrantes y el Congreso se niega a debatir una reforma a las leyes de inmigración. Los migrantes, especialmente las familias, pueden todavía llegar a la frontera estadounidense y peridir asilo. Allí les dan una cita para los tribunales de inmigración y deben demostrar que son elegibles para poder quedarse en este país. Las demoras son larguísimas, y los inmigrantes terminan esperando años para conseguir una cita en las cortes. Mientras, permanecen en el limbo sin saber si podrán conseguir algún tipo de estatus legal.
A través de la iniciativa de movilidad segura, llegan como refugiados que ya han cumplido con ciertos requerimientos y están autorizados a vivir y trabajar en Estados Unidos. El proceso suele llevar años, pero por medio de este programa se completa en cuestión de meses.
Algunos defensores de inmigrantes aplauden la iniciativa, pero advierten que no debería utilizarse para reemplazar al sistema de asilos.
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