Nuevo capítulo en la desaparición de Kim Jong-un. Ahora, el coronavirus entra en escena. ¿Se habrá refugiado de la pandemia el dictador norcoreano en su villa exclusiva en Wonsan, en la costa este del país?
Esta nueva idea, que coge cada vez más fuerza, es la que han apuntado varios funcionarios estadounidenses a la agencia Reuters. La misma tesis defienden también desde Corea del Sur. Ayer, el ministro de Unificación surcoreano, Kim Yeon-chul, insistió que en su país no habían notado ninguna «actividad inusual» y calificó como «infodemia» todos los informes que han salido estos días sobre la salud de Kim Jong-un.
Además, el ministro afirmó que era razonable que Kim se perdiera la celebración del aniversario de su abuelo como «medida de precaución» ante la pandemia. «No creo que haya nada inusual dada la situación actual. Los informes de que Kim se ha sometido a una cirugía cardíaca son noticias falsas», señaló.
Precisamente, la ausencia del líder el 15 de abril, en el 108 aniversario del nacimiento del fundador del país, Kim Il Sung, uno de los eventos más importantes del país, fue la que desató las especulaciones sobre su estado. El periódico Daily NK, con sede en Seúl pero dirigido por desertores norcoreanos, informó que el líder de Corea del Norte fue operado el 12 de abril por una afección cardiovascular. Después, la cadena CNN apuntó a que, según una fuente del gobierno de Trump, el dictador se encontraría «grave de salud». A medida que pasaban los días y no había noticias, empezaron las especulaciones sobre su muerte.
El líder norcoreano fue visto por última vez en público el 11 de abril, cuando presidió una reunión del Partido de los Trabajadores. Desde entonces, en los medios estatales no ha aparecido ninguna fotografía de Kim como suele ser habitual. En cambio, el principal diario norcoreano, Rodong Sinmun, sí que ha publicado supuestas cartas escritas estos días por el líder. Como una enviada el lunes al presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, felicitándole por el Día de la Libertad, o un supuesto mensaje de agradecimiento a un grupo de trabajadores del país que están levantando un complejo turístico en Wonsan.
En esa ciudad varios medios llevan desde el fin de semana situando al dictador. Los primeros fueron los expertos de 38 North, un diario de monitoreo de Corea del Norte con sede en Washington, que situó a Kim en una villa de lujo de la ciudad gracias a unas imágenes por satélite. Ayer, el diario NK News dijo que las embarcaciones de recreo utilizadas a menudo por Kim en ese lugar habían estado activas en el área durante todo este mes.
Las teorías sobre el paradero y la salud de Kim Jong-un seguirán estos días. De estar muerto ha pasado a estar refugiado del coronavirus en una villa de lujo. Aunque lo poco que sabemos sobre la pandemia en el hermético régimen es lo que dicen desde Pyongyang. Que se han mantenido con el mismo discurso desde el principio del brote: «No tenemos ningún paciente con coronavirus», repite a menudo Song In Bom, funcionario del Comité de Salud de Emergencia. Aunque en febrero decretaron la «emergencia nacional» pese a que sus medios de propaganda aseguraban no tener ningún caso de Covid-19 en su territorio.
Cuando el coronavirus ya estaba extendido por China, las autoridades de Corea del Norte sacaron comunicados mencionando la «supervivencia nacional», instando a tomar «medidas revolucionarias» a sus funcionarios. En las televisiones estatales no dejaban de transmitir imágenes de empleados de Salud, engalanados con trajes protectores, desinfectando las calles y dando charlas en público sobre los síntomas de la enfermedad y las medidas de higiene que hay que tomar. Cerraron su frontera con China y cancelaron los pocos vuelos que había desde Rusia. Si ya tenían poco contacto con el exterior, se aislaron completamente. Aunque desde fuera de sus fronteras ponen en duda de que en Corea del Norte no se haya reportado ningún caso de coronavirus.
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