Es dudoso que muchos británicos hiciesen caso al consejo de su primer ministro y aprovechasen el momento de siesta tras la comida de Navidad para leer el acuerdo del Brexit, pero lo cierto es que Boris Johnson les presentó el “regalo” que llevaba buscando desde que fue elegido en las urnas.
Manuel Sánchez Gómez / EFE
El tratado comercial con la Unión Europea (UE) llegó en la víspera de la navidad y desató la alegría de un Johnson que no dudó en celebrarlo con una foto con los pulgares arriba, gesto de euforia y la frase «El acuerdo está hecho».
Aunque la alegría no se pueda calificar como completa porque aún le quede al primer ministro un último obstáculo por salvar. Un trámite que debería ser más anecdótico que otra cosa, puesto que jugará en casa a la hora de presentar el acuerdo ante los parlamentarios británicos, el último escollo antes de que la maquinaria del Brexit eche a rodar.
Será el próximo miércoles, 30 de diciembre, cuando el nuevo acuerdo sea sometido a votación en la Cámara de los Comunes. No debería haber problema para lograr el «sí». Johnson tiene mayoría con su partido político y, además, los laboristas también han dado el visto bueno a este pacto con la consigna del «mejor esto que nada».
Su líder, Keir Starmer, pese a mostrar ciertas reticencias, ha admitido que acepta el acuerdo y que votará a favor de él, por lo que se queda el camino libre para que esta reunión de urgencia, que sacará por un día a los diputados de las vacaciones de navidad, llegue a buen puerto.
Incluso, el presidente de la Cámara, Lindsay Hoyle, les ha dado la opción de votar la resolución de manera telemática, sin tener que personarse en la cámara, para no interrumpir del todo el descanso vacacional que se inició el pasado 17 de diciembre, cuando el Parlamento bajó el telón por las fiestas.
El único obstáculo, o mejor dicho incertidumbre, viene por parte de la facción más euroescéptica de los ‘tories’, ya que sobre ellos se cierne la incertidumbre de si apoyaran el acuerdo o, por el contrario, votarán en contra.
Sea como fuere, lo prioritario es que el nuevo tratado se apruebe para el 31 de diciembre, puesto que este es el día en el que el periodo de transición del Brexit llega a su fin.
Si todo sale según lo previsto, el acuerdo se pondrá en marcha provisionalmente a partir del 1 de enero.
Por ahora, no todos los flecos del acuerdo han sido desvelados y poco a poco tanto los embajadores de la Unión Europea como los propios diputados del Parlamento inglés están recibiendo el documento de más de 1.200 páginas que Johnson exhibía orgulloso en la víspera de la navidad.
«Tengo un regalo para todos lo que quieran leer algo después de la comida de navidad», dijo el primer ministro agitando las cientos de páginas del tratado.
«Un acuerdo que da certezas a las empresas, a los viajeros y a todos los inversores de nuestro país a partir del 1 de enero. Creo que va a ser la base de una feliz y exitosa y estable relación con nuestros amigos de la Unión Europea para los próximos años», apuntó.
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