Stockton Rush, el CEO de la empresa sumergible turístico desaparecido con cinco personas a bordo, habló en varias entrevistas sobre sus temores respecto al viaje, aunque siempre insistió en que su misión era segura.
“Esto realmente se centra en una cosa, que es el recipiente a presión y asegurarse de que ese componente, que es claramente el componente más crítico del submarino, sea seguro y capaz de manejar profundidades de hasta 4000 metros repetidamente con personas a bordo”, dijo sobre el sumergible Titan en una entrevista a Reuters en 2017.
Rush, que dirige la empresa OceanGate Expeditions, forma parte de una tripulación de cinco personas, desaparecidas durante una expedición al naufragio del Titanic.
En la misma entrevista de 2017, Rush había asegurado que la de su empresa no era “una operación turística”, pese a que los pasajeros -que la empresa llama “especialistas de misión”- pagan hasta 250 mil dólares para participar en las expediciones.
“Tenemos una serie de arqueólogos náuticos y biólogos marinos de aguas profundas, así como nuestra propia tripulación, que irán. Hay cinco personas que pueden ir en cada inmersión. Tres de ellos son lo que llamamos especialistas de misión. Son las personas que ayudan a financiar la misión, pero también son participantes activos”, explicó. “No nos gusta el término ‘turista’ porque son miembros de la tripulación. Les enseñamos a manejar el sonar, los sistemas de comunicación, la fotografía y algunas cosas más. Y cuando no están buceando, están en la superficie y ayudan a recoger los datos previos, a preparar cosas como baterías para la siguiente misión, provisiones y cosas por el estilo. Así que forman parte de la tripulación”, dijo.
En la última expedición viajaban como “especialistas de misión” el empresario británico Hamish Harding, un aventurero que tiene tres récords Guinness, Shahzada Dawood y su hijo Suleman, miembros de una de las familias más conocidas de Pakistán.
Paul Henri Nargeolet, buzo francés conocido como “Mr. Titanic”, también estaba en el Titan. Se cree que podría haber estado fungiendo como guía.
La tripulación zarpó hacia las 4 de la madrugada del domingo, pero perdió la comunicación con la nave nodriza apenas una hora y 45 minutos después.
“La seguridad no es más que un despilfarro”
En otra entrevista concedida el año pasado, Rush afirmó en repetidas ocasiones que los exploradores estarían a salvo y que disponían del oxígeno necesario para sobrevivir, pero tampoco parecía desconocer los riesgos que ello entrañaba.
“Hay un límite. Llega un momento en que la seguridad no es más que un despilfarro. Si sólo quieres estar seguro, no salgas de la cama”, afirmó.
“No entres en tu coche. No hagas nada. En algún momento, vas a correr algún riesgo, y realmente es una cuestión de riesgo/recompensa. Creo que puedo hacerlo con la misma seguridad saltándome las normas”, declaró Rush a CBS News.
Cuando se le preguntó qué era lo que más le preocupaba, si es que algo le preocupaba, mencionó la imposibilidad de volver a la superficie.
“Lo que más me preocupa son las cosas que me impiden volver a la superficie”, dijo.
“Voladizos, redes de pesca, peligros de enredos. Y eso es sólo una técnica, la técnica de pilotaje. Está muy claro: si hay un saliente, no pases por debajo. Si hay una red, no te acerques a ella. Así que puedes evitarlos si vas despacio y con calma”.
También habló de lo simplistas que debían ser el diseño y la tecnología para llevarlos bajo el agua, incluido el uso de un mando blanco similar al de una consola de videojuegos para dirigir la operación.
“Lo manejamos todo con este mando”, dijo. “Debería ser como un ascensor, no debería requerir mucha habilidad”.
A pesar de todas sus preocupaciones, incluido el aplastante peso de la presión del agua, parecía seguro de que funcionaría.
“No creo que sea muy peligroso. Si nos fijamos en la actividad de los sumergibles en las últimas tres décadas, ni siquiera ha habido una lesión importante, por no hablar de una víctima mortal’, dijo Rush.’
“Lo que nos preocupa no es estar bajo el agua. Lo que me preocupa es cuando te estoy llevando allí, cuando estás en el barco en estados helados con grandes puertas que pueden aplastarte las manos y personas que pueden no tener el mejor equilibrio que se caen, se golpean la cabeza. Esa es, para mí, la parte peligrosa”, añadió.
Según el sitio web de OceanGate, el submarino puede durar hasta 96 horas bajo el agua con cinco personas consumiendo oxígeno. Pero tras más de 40 horas de misión de rescate, aún no se ha encontrado.
David Concannon, asesor de OceanGate, dijo el lunes que las autoridades trabajaban para llevar lo antes posible al lugar un vehículo operado a distancia que puede alcanzar una profundidad de 6 kilómetros.
¿Quién es Stockton Rush?
Según el sitio web de la empresa: “Rush supervisa las estrategias financieras y de ingeniería de OceanGate y proporciona una visión clara para el desarrollo de sumergibles tripulados con capacidad para 4.000 metros y 6.000 metros y sus plataformas de lanzamiento y recuperación asociadas que convierten a OceanGate Inc en el proveedor líder de sumergibles tripulados para chárter e investigación científica”.
“OceanGate ha completado con éxito más de 14 expediciones y más de 200 inmersiones en el Pacífico, el Atlántico y el Golfo de México”, según el sitio web.
Es licenciado en Ingeniería Aeroespacial por la Universidad de Princeton y tiene un máster en Administración de Empresas por la Haas School of Business de la Universidad de Berkeley.
¿Cuándo y dónde desapareció el Titan?
Su pérdida se declaró unos 700 kilómetros (435 millas) al sur de St. Johns, en Terranova, según el Centro Conjunto de Coordinación de Rescate en Halifax, Nueva Escocia. Fue en esa remota región donde el Titanic chocó con un iceberg y se hundió en 1912 durante su viaje inaugural.
El Titan salía desde un rompehielos contratado por OceanGate que antes había utilizado la Guardia Costera de Canadá. El barco lleva a docenas de personas y el sumergible hasta el lugar del hundimiento en el Atlántico Norte, donde el Titan suele hacer varias inmersiones.
La travesía formaba parte del tercer viaje anual de OceanGate Expeditions para documentar el deterioro del transatlántico desde 2021. El crucero está a unos 3,8 kilómetros (2,4 millas) de profundidad.
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