Con la llegada del coronavirus, la desconfianza de África hacia las vacunas occidentales reaparece en las redes sociales y se alimenta de los escándalos que marcaron la historia del continente.
Desde hace varias semanas las redes sociales africanas se llenan de mensajes que advierten contra las vacunas «envenenadas» que estarían siendo probadas en secreto en África.
Por eso abundan en las redes logotipos con una jeringuilla tachada con el lema «No a los tests de vacunas a África» o etiquetas como #noalavacunaenafrica o #nosoyunconejillodeindias.
En abril varios mensajes que se hicieron virales en países del oeste de África afirmaban que siete niños murieron en Senegal tras recibir «la vacuna de Bill Gates».
Una verificación de la AFP demostró que este rumor se originó en realidad por una broma que hizo un vendedor de cosméticos de las afueras de Dakar.
En otro vídeo compartido miles de vez en Costa de Marfil, y verificado como falso por la AFP, una mujer que dice ser enfermera asegura que los centros de diagnóstico servirán para vacunar a la población por vía nasal sin que lo sepa.
Sin embargo no existe ninguna vacuna contra el coronavirus, y los proyectos en curso en el mundo deberían tardar todavía varios meses en obtener resultados.
Varios países de África se indignaron en particular por las afirmaciones de dos médicos el 1 de abril en una televisora francesa.
Hablando sobre la posibilidad de usar la vacuna de la tuberculosis contra el coronavirus, uno de los médicos dijo: «Podríamos hacer estas pruebas en África, donde no hay máscaras, ni tratamiento, ni reanimación».
África es por el momento uno de los continentes menos afectados por el coronavirus, con 2.007 fallecimientos y 51.569 casos registrados hasta el 7 de mayo, según un recuento de la AFP en base a datos oficiales.
«Hay una larga historia e desconfianza hacia las vacunas en África», dijo Keymanthri Moodley, el director del Centro para la Ética y el Derecho de la Medicina de la universidad de Stellenbosch (Sudáfrica), que habló del «impacto enorme» de las declaraciones del médico.
«Esta gente hace anuncios importantes como si no tuviéramos nada que decir. Es como volver a la época colonial. Personalmente creo que es racista y condescendiente», dijo a la AFP la exministra keniana de Justicia, Martha Karua.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) también es objeto de críticas en las redes, acusada de estar controlada por los países occidentales y la industria farmacéutica.
La situación recuerda a muchos africanos otros casos de la historia reciente, como el de Wouter Basson, apodado «Doctor Muerte».
En la Sudáfrica del apartheid, este médico dirigía en los años 1980 y 1990 un programa gubernamental de armas químicas y biológicas y trabajó en un proyecto, que nunca se hizo realidad, que buscaba esterilizar a las mujeres negras con sustancias que iban a ser inyectadas junto con las vacunas.
En Nigeria, a principios de los años 2000, la farmacéutica Pfizer pagó 75 millones de dólares par evitar un proceso judicial por acusaciones de haber probado un medicamento contra la meningitis en 1996 sin que la población estuviera al corriente.
Este medicamento, el Trovan, habría provocado la muerte de al menos once niños y daños psicológicos a otros 189.
AFP
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