Por EL DIARIO EL ESPECTADOR DE COLOMBIA
¿Cuáles son las claves de la agenda de Biden para América Latina?
Con respecto a América Latina se me ocurren tres puntos principales que estarían priorizados en la agenda. El primero sería México en la medida en que la retórica del presidente Trump fue agresiva hacia el pueblo mexicano, por lo que Biden intentará normalizar la relación con ese país. Por otro lado, Biden deberá restablecer ciertos logros de la administración Obama que Trump echó abajo. Y con este tema se me viene a la mente Cuba, donde al final de la presidencia de Obama, se había casi que normalizado la relación entre los dos países. Sin embargo, Trump la volvió a congelar, y en los últimos días incluyó al país en la lista de países que patrocinan el terrorismo; una zancadilla a Biden si quiere intentar retomar la agenda con Cuba a corto plazo.
Sin duda, otra prioridad es Venezuela. Curiosamente una porción sustancial de los exiliados venezolanos apoyaron a Trump bajo la retórica de que Biden es amigo de socialismo, y que no sería un opositor fuerte para la dictadura de Nicolás Maduro. Sin embargo, al final del día no es obvio que va a pasar con en este país. Lo que uno esperaría es el presidente va usar los caminos diplomáticos convencionales para tratar a Venezuela: congelar activos de personas afines al régimen que participan en actividades criminales, y adoptar sanciones diplomáticas y comerciales. Pondrá un poco de presión para promover el retorno a la democracia pero sin hacer nada extremo. Además, seguramente Biden le dará la mano a Juan Guaido, así como a la asamblea paralela.
Sin embargo, yo diría que la agenda de política exterior va a estar enfocada hacia otros hacia temas. Por ejemplo, el acuerdo de cambio climático de París, el pacto nuclear con Irán, y la relación con Rusia. La política exterior americana podría mantener a América Latina en el retrovisor.
Aunque dicen estar dispuestos a trabajar de la mano, la Unión Europea dejó de reconocer a Juan Guaidó como presidente encargado. ¿Cuál será la posición que asumirá Biden frente a Guaidó?
En algún punto, cuando parecía que la dictadura de Nicolás Maduro tambaleaba, en buena medida por oposición doméstica, por inestabilidad política, o por protestas, Juan Guaidó fue esa figura que ofreció una alternativa. Esto le dio una estabilidad institucional a esa presión hacia Maduro. Sin embargo, con el tiempo, el poder, bien sea verdadero o diplomático de Guaidó, y de la asamblea verdadera en vez de la asamblea paralela de Maduro, se ha ido desvirtuando.
No me parece sostenible en el largo plazo mantener esa figura de un presidente paralelo si Nicolás Maduro sigue en el poder. Esa figura cumplió una función importante en ese momento de crisis, pero desafortunadamente esto no condujo al retorno de Venezuela a la democracia. Y ahora queda todo en el limbo. Aunque seguramente Biden dirá que todo lo que contribuya a que Venezuela vuelva a la democracia es bienvenido. Pero más allá de eso, el juego político no es para nada obvio.
¿Cambiaría el enfoque de la política antidrogas de Estados Unidos hacia Colombia?
La política antidrogas de Trump nos devolvió 20 o 30 años en el tipo de políticas que priorizó. Fueron políticas más represivas, y de persecución criminal. Biden probablemente va a ser mucho más abierto a políticas alternativas, y será mucho más crítico frente al uso del glifosato. Vamos a pasar del enfoque de Trump, que consistía en “tienen que cumplir esta cuota, y hagan lo que tengan que hacer”, a una política más abierta, que no sólo es de crimen y represión, sino que ve el problema de las drogas como algo más amplio y con soluciones alternativas.
Esto empata con el proceso de paz. Durante la negociación del acuerdo, Estados Unidos, incluso con participación activa de Biden como vicepresidente, le dio apoyo constante al proceso y es probable que ese apoyo vuelva con un margen importante de financiación. El acuerdo de paz traza una hoja de ruta muy clara de compromisos para el gobierno colombiano y sí hay avances, pero todavía hay varios temas pendientes. Por ejemplo, la implementación como tal de los Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial. Ese es un aspecto en el que el gobierno Biden puede aportar recursos, y poner un poco de presión para que las cosas se hagan.
Por otro lado, con relación al proceso de paz, yo esperaría también una respuesta frente a la violencia contra líderes sociales. El gobierno americano siempre ha estado muy pendiente de esos temas. El partido demócrata ha hecho preguntas y han estado pendientes. En algunos casos, incluso, plantearon este tema para repensar la agenda bilateral.
¿Y las negociaciones con el Eln?
La negociación con el ELN, si por alguna razón agarrara impulso dentro de Colombia, es el tipo de temas que probablemente Biden estaría dispuesto a respaldar. Pero no lo veo como una prioridad, ni en la agenda para América Latina, ni en la agenda bilateral.
¿El cuestionar un sistema electoral, difundir noticias falsas, y promover el caos como lo hizo Donald Trump, podría replicarse en otros países latinoamericanos en futuras elecciones?
Lo clave es entender cómo la implosión de la administración Trump en sus últimos días va a repercutir en los otros países. Por supuesto el tipo de gobierno que promueve Trump es en esencia antidemocrático. Lo que está pasando en Estados Unidos, de una u otra manera, puede contribuir para un afianzamiento de las instituciones democráticas en América Latina. Vimos a Trump con frecuencia decir “mi poder es absoluto, y el presidente de Estados Unidos puede hacer lo que quiera”. Y ese espíritu autoritario se esparció por la región. Pero ahora todo se vino abajo; hasta qué punto podríamos ver a las fuerzas democráticas en Brasil, en Colombia, en Venezuela, en distintos países, usar lo que está pasando en Estados Unidos como argumento para contener esta ola antidemocrática en el continente.
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