Que Daniel Ortega fustigue al “imperialismo norteamericano” en sus discursos es la regla, más que la excepción. Que hablé del canal interoceánico por Nicaragua sucede de vez en cuando. Pero, esta semana habló de ambos en una misma oración. Culpó, por primera vez, al “gobierno norteamericano” del fracaso de la gran obra de ingeniería que pretendía, según sus cuentas, sacar a Nicaragua de la pobreza en seis años.
Por Infobae
Estados Unidos, dijo cuando recibió en Managua al presidente iraní Ebrahim Raisi, “siempre (está) buscando cómo dominar Nicaragua para tener control de esa ruta canalera”.
“Cuando hemos hablado en Nicaragua y hemos estado trabajando para desarrollar el canal, inmediatamente viene la campaña de las fuerzas enemigas de la revolución, del gobierno norteamericano, etcétera, que empiezan con sus ofensivas, para tratar de impedir que ese proyecto camine”, se quejó Ortega.
Según el dictador nicaragüense, Estados Unidos pretende tener el control sobre Nicaragua “para que ningún otro país pueda desarrollar el canal”, en tiempos en los cuales, el vecino canal de Panamá resulta insuficiente para el actual tráfico naval.
“En algún momento será una realidad aquí en Nicaragua un canal. ¿Por qué? Porque, es cierto, hay un canal por Panamá, que ha sido ampliado, pero las demandas del tráfico internacional son tan grandes que se hace necesario el canal por Nicaragua, pero el canal por Nicaragua (es necesario) para los pueblos, para la paz, para el mayor desarrollo de la economía de nuestro país”, dijo Ortega en otro discurso un año antes, en septiembre de 2022.
El régimen nicaragüense presentó el proyecto canalero en 2012, como una especie de panacea que sacaría a Nicaragua de la pobreza. El 13 de junio de ese año, la Asamblea Nacional aprobó en solo tres horas la construcción del canal, con 61 votos a favor, 25 en contra, dos ausentes y una abstención.
La Ley 840 otorgó la concesión por 50 años, prorrogables por el mismo periodo, a la empresa china HK Nicaragua Canal Development (HKND), representada por el empresario chino de telefonía Wang Jing, de quien se dijo entonces que era uno de los hombres más ricos de China y se ubicaba entre los 200 más ricos del mundo.
El canal uniría el mar Caribe con el océano Pacífico a través de una vía húmeda de 278 kilómetros de longitud, de 230 a 520 metros de ancho y de 30 metros de profundidad. Fue anunciado como “la obra de ingeniería más grande del mundo en toda la historia de la humanidad”.
Wang Jing y sus socios prometieron invertir 50 mil millones de dólares, activar unos 50 mil nuevos empleos y duplicar el producto interno bruto (PIB) del país en los próximos cinco años. El canal debía estar construido, inicialmente, para el 2019.
El régimen de Ortega manejaba cifras alegres. Paul Oquist, entonces ministro secretario privado para Políticas Públicas de Nicaragua, dijo en junio del 2013 que el canal elevaría el crecimiento del producto interno bruto (PIB) de Nicaragua hasta en un 15 % para 2015, y que el empleo formal pasaría en 623,458 personas que existían en 2013 a 1.9 millones cuando el canal estuviese construido.
El 22 de diciembre de 2014, en una más bien improvisada ceremonia, a la que se llevó maquinaria de construcción de algunas alcaldías del país, se inauguró en el departamento costero de Rivas la construcción del llamado Gran Canal de Nicaragua.
“Esta tierra bajo nuestros pies va a permanecer en la historia, esta tierra junto con nuestro trabajo va a dar paso a un país más fuerte y a un pueblo más feliz. Esta tierra y el canal, junto con las empresas nicaragüenses, chinas e internacionales, van a permanecer en la memoria como una historia inolvidable”, expresó Wang Jing en su discurso ante un grupo de estudiantes llevados para la ocasión, y algunos funcionarios, entre quienes estaban Laureano Ortega Murillo, hijo de Daniel Ortega y Rosario Murillo, y el entonces vicepresidente del país, general en retiro Omar Halleslevens.
Sin embargo, dos años más tarde, en 2016, el diario La Prensa, envió un equipo periodístico a la zona de construcción del canal y solo encontró charcos y animales pastando por donde debía estar abriéndose la gran zanja que cruzaría el país de Este a Oeste.
El 2015 fue un mal año para Wang Jing. Según el Índice de Billonarios de la agencia de Bloomberg, el empresario chino vio reducirse su fortuna personal en un 84 por ciento en solo cuatro meses, debido a la brutal caída de las acciones de la telefónica Xinwei, el principal negocio de Jing. De los 10,200 millones de dólares en que se calculaba su fortuna para 2014, pasó a 1,100 millones en 2015, de acuerdo con esta agencia especializada.
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