El presidente Volodimir Zelenski acusó el miércoles a Rusia de un bombardeo que dejó al menos 15 muertos en una estación ferroviaria del centro de Ucrania y prometió que los ucranianos lucharán «hasta el final» contra las tropas rusas que hace exactamente seis meses invadieron su país.
AFP
«Acabo de recibir la información de un disparo de misil ruso contra una estación ferroviaria en la región de Dnipropetrovsk (…). Al menos 15 personas murieron y unas 50 sufrieron heridas», dijo Zelenski en una intervención ante el Consejo de Seguridad de la ONU.
El misil impactó «en uno de los vagones, en la estación de Chaplino. Cuatro vagones de pasajeros están en llamas», precisó.
El ataque se produjo el Día de la Independencia de Ucrania, que en 1991 se desprendió de la Unión Soviética. La fecha coincide con el sexto mes desde desde el inicio de la invasión de Ucrania por las tropas rusas, el 24 de febrero.
Poco antes, Zelenski había prometido que los ucranianos lucharán «hasta el final» y sin «ninguna concesión» contra los invasores.
La embajada de Estados Unidos en Kiev avisó el martes que Rusia se disponía a intensificar sus bombardeos «en los próximos días» y pidió a sus ciudadanos salir del país lo antes posible.
Zelenski: «Ucrania es toda Ucrania»
Los ucranianos se han «mantenido firmes durante seis meses», dijo Zelenski. «Es duro, pero hemos apretado los puños y luchado por nuestro destino», agregó.
«Para nosotros Ucrania es toda Ucrania: sus 25 regiones, sin ninguna concesión», proclamó el mandatario, que prometió recuperar la cuenca del Donbás (este), donde las tropas rusas han avanzado con el apoyo de grupos separatistas, y la península de Crimea, anexada por Moscú en 2014.
En las primeras horas de la conmemoración del Día de la Independencia, ciudades como Járkov (noreste), Zaporiyia y Dnipró (centro) se vieron sacudidas por fuertes explosiones, indicaron las autoridades locales.
Los combates se concentran desde hace semanas en el este y el sur de Ucrania, donde la línea de frente parece estancada, aunque Rusia bombardea con frecuencia otras regiones con misiles de largo alcance, según las autoridades ucranianas.
«Referendos falsos»
Rusia invadió Ucrania alegando entre otras cosas la necesidad de defender a las autoproclamadas repúblicas separatistas prorrusas del Donbás.
Según Estados Unidos, Moscú busca ahora asegurar sus conquistas políticamente, organizando «referendos falsos», dijo el vocero de la Casa Blanca para temas de seguridad nacional, John Kirby.
Pero «cualquier intento de controlar un territorio soberano de Ucrania se considerará ilegítimo», agregó.
Las primeras consultas de ese tipo deberían realizarse en Jersón (sur) y Járkov (este), a fin de unirlas a los territorios separatistas de Donetsk y Lugansk, ambos en el Donbás, de acuerdo con ese informe.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció una nueva partida de ayuda militar para Ucrania de 3.000 millones de dólares, la mayor otorgada hasta ahora.
Y el primer ministro saliente del Reino Unido, Boris Johnson, realizó una visita sorpresa a Kiev, donde anunció un paquete de ayuda de 64 millones de dólares, incluyendo 2.000 drones de última generación.
«Chantaje nuclear»
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, reiteró su «profunda preocupación» por las actividades militares en torno a la central nuclear ucraniana de Zaporiyia (sur), ocupada por tropas rusas, que ha sufrido varios bombardeos que rusos y ucranianos se atribuyen mutuamente.
«Cualquier nueva escalada de la situación podría conducir a la autodestrucción», advirtió.
Zelensky dijo al Consejo de Seguridad de la ONU por videoconferencia que Rusia «debería detener incondicionalmente el chantaje nuclear» y «retirarse por completo» de la central.
El papa Francisco se sumó a los llamados para alejar «el riesgo de un desastre nuclear».
«Acostumbrados» a la guerra
Después de medio año de una guerra que ha causado miles de muertos, millones de desplazados y daños materiales gigantescos, el ánimo no estaba para «celebraciones» por el Día de la Independencia.
Las autoridades de Kiev prohibieron cualquier congregación pública de lunes a jueves en la capital y el gobernador de la región de Járkov ordenó un toque de queda del martes por la noche al jueves por la mañana.
En Leópolis (oeste) un partido de fútbol de la liga ucraniana duró cuatro horas y 27 minutos (en lugar de la hora y media habitual) debido a las interrupciones provocadas por las alarmas antiaéreas.
En Mikolaiv, una ciudad del sur clave por sus infraestructuras portuarias, sus habitantes constatan con espanto o resignación que se adaptaron a la guerra.
«Hace poco hubo una explosión cerca de mí. Es aterrador, pero lo que es realmente terrible es que uno ya se acostumbró», contó Eva Gudzon, una fotógrafa y cantante de 35 años.
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