Los empleados de tres cafeterías Starbucks de la localidad estadounidense de Búfalo (norte de Nueva York), comenzaron el pasado verano una revolución con su intento de formar el primer sindicato de la cadena en sus 50 años de historia, una lucha cuyo resultado se conocerá mañana jueves, cuando se anuncien los resultados de una votación convocada por los trabajadores.
Jorge Fuentelsaz / EFE
Varios miembros del comité organizativo de los trabajadores se han reunido en su cuartel general para tener todo preparado.
«Solo necesitamos que gane una de las cafeterías, porque ahora mismo ninguno de los 9.000 locales de Starbucks en Estados Unidos está organizado y solo se necesita una cafetería para romper esa reputación, para romper ese estigma e inspirar a otros camareros», asegura a Efe Will Westlake, que trabaja en una de esas tiendas.
Westlake, que se muestra confiado en que en la votación se impondrán los trabajadores que apoyan el sindicato, indicó que en caso de derrota, hay otros tres locales en Búfalo que han solicitado votar para sindicarse y una cuarta cafetería en el estado de Arizona.
La dirección de la compañía, que cuenta con más de 8.000 locales en todo el país, ha intentado por todos los medios frustrar o retrasar los intentos de sindicalización.
Primero, tratando de que la votación incluyera a los veinte locales de la comarca de Búfalo, en lugar de los tres que lo solicitan; después, con una campaña de acoso a estos tres centros, que ha sido denunciada por sus trabajadores, y reduplicando los esfuerzos para convencer a los empleados de que voten que no y, finalmente, presionando para posponer la votación.
Hasta esta población de 255.000 habitantes, fronteriza con Canadá, se han desplazado numerosos ejecutivos de la compañía como parte de su estrategia para abortar la lucha sindical.
El fundador ejecutivo de Starbucks, Howard Schultz, fue uno de ellos y, el pasado 6 de noviembre, organizó un «evento para socios», nombre que la compañía da a sus empleados.
«Lo que el equipo directivo en Búfalo ha hecho es lo que siempre hemos hecho. Escuchamos. Aprendemos. Mejoramos juntos. Ningún socio ha necesitado que un representante busque obtener las cosas que todos tenemos como socios en Starbucks», escribió en una carta a los trabajadores.
En dicha reunión, Schultz también se detuvo en enumerar los beneficios que la empresa ofrece a sus «socios», entre los que destacó el seguro médico, todo un símbolo en un país con muy desigual cobertura médica.
UN IMPULSO SINDICALISTA
Sin embargo, para el director de organización del sindicato 32 BJ del Service Employees International Union (SEIU), Rob Hill, «las grandes empresas siempre estarán en contra de los sindicatos porque a los trabajadores sindicados se les paga más, tienen más derechos en el trabajo».
De acuerdo con la Oficina de Empleo del Gobierno estadounidense, en 2020 el porcentaje de trabajadores sindicados se situó en el 10,8 % (un 0,5 % más que el año anterior), en parte porque 9,6 millones de trabajadores, en su mayoría no sindicados, fueron despedidos por la pandemia.
Un aumento pequeño, pero destacable, dada la histórica tendencia a la baja registrada en el país, donde en 1983 el 20,1 % de la fuerza laboral estaba afiliada a organizaciones laborales.
El nivel de afiliación cae al 6,3 % en el sector privado, y apenas alcanza el 1,2 % entre los trabajadores de cafeterías y restaurantes, pero «la pandemia supuso un impulso», según Hill, a cuyo sindicato aspiran afiliarse los trabajadores de Starbucks.
Este impulso, según Hill se experimentó, «en particular, entre los trabajadores del sector servicios, los trabajadores de primera línea, que ahora llamamos «esenciales» y que, de repente, pasan a primer plano y se reconoce lo importantes que son como proveedores en esta pandemia y para la economía y lo mal pagados y mal tratados que están».
«Todos son aplaudidos como trabajadores esenciales y valiosos, pero luego, a la postre, se les sigue pagando el salario mínimo y sin beneficios de salud, sin derecho a baja pagada por enfermedad. Por eso, creo que hay una ira comprensible sobre todo eso», agregó.
El responsable sindical, cuya organización representa a 175.000 trabajadores en el este y el norte de Estados Unidos, indica que su sindicato ya acoge a trabajadores de grandes empresas, pero subraya que «se necesitan estas peleas locales para llevar a estas empresas a la mesa de negociación».
Para Hill, la victoria de los trabajadores «sería enorme para inspirar a otros trabajadores de Starbucks y de otros negocios de comida rápida a unirse a nosotros».
Si los directivos de Starbucks se han implicado hasta la médula en intentar frustrar los intentos de sindicarse, con la participación directa de su fundador o la de su actual director ejecutivo Kevin Johnson, el ala más a la izquierda del Partido Demócrata no ha dudado en mostrar abiertamente su apoyo a los 100 trabajadores implicados en esta lucha, como el veterano senador Bernie Sanders y la joven congresista Alexandria Ocasio-Cortez.
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