El presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), Alexandre de Moraes, ha advertido este jueves de que las protestas y actos antidemocráticos que se oponen a los resultados de las elecciones del domingo “serán combatidos con la ley” y sus responsables castigados, mientras la Policía intenta desbloquear las movilizaciones que han interrumpido el tráfico en varias ciudades desde hace cuatro días.
“Las elecciones han acabado, la segunda vuelta acabó democráticamente. El TSE proclamó vencedor y tomará posesión el 1 de enero de 2023. Eso es democracia, eso es alternancia de poder, eso es estado republicano”, ha remarcado De Moraes durante la primera sesión del tribunal tras las elecciones del domingo, en las que Luiz Inácio Lula da Silva se impuso con el 50,9 por ciento de los votos.
“No hay que contestar un resultado democrático con movimientos ilícitos, antidemocráticos, criminales, que serán combatidos y los responsables castigados con la ley. La democracia venció de nuevo en Brasil”, ha enfatizado el también magistrado del Tribunal Supremo.
De Moraes ha advertido de que aquellos que de manera “criminal” no acepten los resultados y lleven a cabo actos antidemocráticos, “serán tratados como criminales”, en un momento en el que continúan las movilizaciones en las se piden al Ejército que intervenga y dé un golpe de Estado a las instituciones.
Por otro lado, también ha querido destacar la rapidez y eficacia con la que funcionaron las urnas electrónicas, objetivo de Bolsonaro que las acusó de poco fiables, señalando que tan solo tres horas después de que cerraran los colegios, las autoridades electorales ya tenían confirmada la candidatura vencedora.
Desde que se confirmó el triunfo de Lula da Silva este domingo, centenares de seguidores de Jair Bolsonaro comenzaron a bloquear las vías de acceso de las principales ciudades de todo el país, con acampadas incluso en Sao Paulo frente a una de las sedes del Ejército para pedir entre rezos un golpe de Estado.
En algunos lugares como en el estado Santa Catalina se han denunciado el uso de menores de edad como una suerte de escudos humanos durante los bloqueos e incluso se ha llegado a ver a decenas de personas jurar bandera bajo el saludo nazi.
A pesar de que el propio Bolsonaro pidió este miércoles a sus seguidores que levantaran los bloqueos, estos continúan entre críticas a la Policía Rodoviária Federal (PRF), que depende del Gobierno central, a la que se acusa de no estar actuando tan diligentemente como debería.
Por otra parte, los bloqueos de los camioneros en Brasil disminuían este jueves después del mensaje deBolsonaro, quien pidió la noche del miércoles a los manifestantes el respeto por el derecho de movilización de las personas.
El ministro de Justicia, Anderson Torres, publicó en su perfil de Twitter que en la mañana del jueves se registraban 158 bloqueos y que ese número “viene disminuyendo”.
La Policía Federal de Carreteras informó, por su parte, que 834 bloqueos, entre parciales y totales, fueron controlados en todo el país desde el comienzo de las manifestaciones en la noche del último domingo y que el número de estados afectados bajó de 15 para 12.
En un video divulgado en sus redes sociales, Bolsonaro apeló al “derecho de ir y venir” con la liberación de las carreteras y preservar así la “legitimidad” del movimiento que lo respalda.
No obstante, Bolsonaro evitó criticar otras protestas, como las ocurridas el mismo miércoles a las puertas de decenas de cuarteles del país y en las que sus simpatizantes exigieron una “intervención militar” parta impedir la investidura de Lula.
El gobernante defendió las marchas como “parte del juego democrático”.
El movimiento de los camioneros perdió fuerza después de que el mandatario reconoció el martes su derrota, tras 44 horas de silencio, y determinó la apertura del proceso de transición con el equipo de Lula, previsto para este jueves.
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