Uno de cada tres afganos sufre inseguridad alimentaria debido a los efectos combinados de la guerra y el calentamiento global, según la representante del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en Afganistán, Mary-Ellen McGroarty.
En una entrevista a la AFP desde Kabul, esta responsable del PMA asegura que quiso quedarse en el país para mantener, en la medida de lo posible, la ayuda a la población más afectada por la insurrección talibán -quienes tomaron el poder en Afganistán- y los desplazamientos internos que ha provocado.
Pero más allá del conflicto, los afganos padecen ya una grave crisis alimentaria y 2021 es un “año extremadamente difícil”, dijo McGroarty.
Además de las consecuencias económicas de la pandemia de covid-19, “el país se enfrenta a la segunda sequía severa en tres años. La gente apenas se está recuperando de la sequía de 2017/2018”, afirmó.
“Ha habido una reducción del 40% de la cosecha de trigo, resultado de uno de los inviernos más secos de los últimos 30 años. Hemos tenido muy poca nieve en Kabul este año”, por lo que el suministro de agua en la época de deshielo es muy escaso, añadió, citando un “impacto devastador en el ganado”.
Esta situación está lógicamente agravada por el conflicto que afecta a todo el país, con “agricultores que no pueden cosechar” y que han “huido de sus casas” y “huertos destruidos”.
La destrucción de infraestructuras, como puentes, represas y carreteras, también ha comprometido el acceso a los alimentos, lamentó la responsable de ese programa de la ONU.
Ayuda antes del invierno
El impacto combinado del conflicto y la sequía ha conllevado una inflación de los precios de alimentos básicos: el trigo es un 24% más caro que la media de los últimos cinco años.
“La situación es desastrosa. Los últimos análisis indican que 14 millones de personas ya se encuentran en riesgo de hambruna severa o aguda, es decir, una persona de cada tres. Y dos millones de niños están en riesgo de desnutrición”, advirtió McGroarty.
Al frente de un equipo de 480 personas, 440 de ellos afganos, ella quiere seguir con su trabajo e indica que el PMA opera desde hace años en zonas controladas por los talibanes.
“El PMA, Naciones Unidas y el sistema humanitario están determinados a quedarse y a aportar la respuesta humanitaria tan necesaria”, aseguró, indicando que la agencia que representa cuenta con ayudar a nueve millones de afganos hasta final de año.
La organización estimó que para ello necesitará urgentemente 200 millones de dólares.
Esta ayuda es todavía más importante, teniendo en cuenta que la situación puede deteriorarse en los próximos meses, argumentó.
“En Afganistán tenemos inviernos rigurosos. Cuando llegue la nieve, numerosas comunidades de muchas zonas se encontrarán aisladas. Debemos hacer llegar reservas alimentarias a estas zonas antes de la llegada del invierno”, explicó
AFP
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