En condiciones insalubres y por un salario que apenas alcanza para vivir, venezolanos como Henry Alviárez, para alimentar a su familia no han tenido otra alternativa que echar el pico en las minas artesanales de carbón de Lobatera, un asentamiento de los Andes venezolanos.
Carolina Valladares | Voz de América
Este empleo, que encontró en el estado Táchira, ha sido como otros golpeado por la crisis.
“Nosotros entramos a hacerle el mercado a los niños y comer”, asegura Alviárez, para quien su única preocupación es “trabajar, trabajar y trabajar”.
Bajo un calor sofocante, donde el túnel representa el único refugio para protegerse del calor, la minería ilegal en Venezuela se ha convertido en lo que los expertos califican como “esclavitud moderna”.
“Es una minería básicamente caótica, criminal, en manos de grupos armados, organizados en su mayoría y que no tienen ningún cuidado. No les importa para nada los derechos humanos de las personas, no les importa la salud de las personas, no les importa las condiciones de trabajo de las personas. Entonces estamos viendo condiciones infrahumana, de esclavitud moderna, abusos de derechos humanos en todos los sentidos”, expuso Cristina Burelli, Fundadora de SOS Orinoco.
Las minas de Lobatera, suponen la única fuente de ingresos para cerca de 500 familias. Quienes trabajan en ellas, no ganan ni 120 dólares mensuales. Sin embargo, cada minero puede llegar a extraer una tonelada diaria de carbón que entregan al director del yacimiento, que a su vez la vende a 50 dólares a los camiones que la transportan.
“El problema es de todos. Seguridad, el gasto, esa vaina. De todo el peligro que corre uno en esa vaina”, se queja Pablo José Vivas, uno de los mineros que trabaja en las minas artesanales de Lobatera.
A pesar de las duras condiciones físicas y riesgos diarios por falta de seguridad en las minas artesanales, aseguran los expertos, el mayor enemigo de los mineros es la sobrexposición al polvo respirable del carbón.
“Le producen una enfermedad que se llaman neumoconiosis o la enfermedad de carbón que le dicen también pulmón negro, donde la acumulación del polvo de carbón y del polvo de sílice que tienen estos en el pulmón. A largo plazo te va a producir muchas enfermedades respiratorias en esta persona”, advirtió el neumólogo Andrés Orsoni, en entrevista con la Voz de América.
Con carbón hasta las rodillas y apenas un casco de protección las probabilidades de que los trabajadores de las minas de Lobatera padezcan problemas respiratorios parece inevitable.
Y es que según Orsoni, “el problema es en las condiciones precarias en la cual vas a trabajar en la mina. Tú puedes trabajar en la mina, pero si no tienes condiciones ideales para trabajar, va a ser perjuicios para la salud”.
Para quienes dependen de este sustento, los problemas no cesan. De acuerdo con la agencia de noticias AFP, el gobernador de Táchira, Freddy Bernal, estaría impulsando inversiones extranjeras -rusas, chinas o indias, entre otros países- para Lobatera. Sin embargo, la llegada de maquinaría moderna a los yacimientos, lejos de causar alivio, aseguran los mineros, podría dejarlos sin trabajo.
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