Una de las caras más conocidas del actual mundo político francés. La ultraderechista Marine Le Pen lleva décadas abriéndose paso hacia el Palacio del Elíseo. Una carrera que ha sido marcada por la turbulenta imagen de su padre, con la que la líder del partido Agrupación Nacional ha hecho todo lo posible por romper. Con una última estrategia: suavizar su imagen para buscar vencer al presidente Emmanuel Macron en una nueva segunda vuelta el 24 de abril.
Cuando la fachada de su edificio voló por los aires, Marine Le Pen tenía ocho años. 20 kg de explosivos habían sido puestos en la escalera del inmueble mientras toda su familia dormía. El atentado estaba dirigido a su padre, Jean-Marie Le Pen, el fundador del partido ultraderechista Frente Nacional (FN).
A pesar de que todos salieron ilesos, el recuerdo del enorme agujero que se formó en la pared y el temor que le recorrió todo el cuerpo se quedarían incrustados en la memoria de la mujer que hoy en día disputa unas elecciones presidenciales, por tercera vez.
A pesar del miedo, aquella noche de 1976 le daría dos certezas: la dificultad de dedicarse a la política y su deseo de pertenecer a ella. «Me tomó esta noche de horror descubrir que mi padre estaba involucrado en política», asegura en su autobiografía.
Más de cuarenta años después, muchos de los factores que rodearon al atentado siguen siendo inciertos. Pero para Marion Anne Perrine Le Pen, su nombre de nacimiento, fue una primera evidencia de la aversión que generaba la radical figura de su padre en la sociedad francesa. Una que ha marcado su larga carrera política, pero con la que, al mismo tiempo, ha buscado romper.
La polémica imagen de su padre mediatizó su infancia, marcó sus primeros pasos en la política y le pesa todavía en la actualidad cuando llega, nuevamente, a una segunda vuelta en las elecciones presidenciales. En donde buscará vencer a su antiguo rival, el actual presidente Emmanuel Macron, después de una campaña en la que ha intentado suavizar su imagen.
De los estrados a los escaños
Antes de dedicarse enteramente a la política, Marine Le Pen estudió derecho. Se matriculó en la parisina Universidad de Panthéon-Assas. En esta institución consiguió el título de abogada y también hizo una maestría en derecho penal.
Una profesión que ejerció durante seis años pero que abandonó para comenzar su larga trayectoria política.
Era un salto previsible. Desde muy pequeña se dejó encantar por ese mundo que conoció acompañando a su padre a mitines y eventos de campaña. Nació en 1968 en Neuilly-sur-Seine, al oeste de París, en el seno de una familia católica donde la política marcaba el orden del día.
«La política se me impuso. Cuando eres la hija de Jean-Marie Le Pen, por definición, tienes que ser cuestionada, defenderle, sufrir lo que pueda decir o lo que se pueda decir de él», aseguró Le Pen para Ouest France.
Así, para nadie fue una sorpresa cuando a sus 18 años, la menor de tres hijas, se sumó al Frente Nacional. Ya en sus filas, combinó sus dos vocaciones cuando se desempeñó como directora de asuntos legales.
Al lado de su padre y dentro el partido que él dirigió 40 años, la joven Marine Le Pen comenzaría a formar su propia voz. Una con la que se ha abierto paso en la política francesa.
La política, su gran ambición
Su debut en unas elecciones populares terminó en derrota. En 1993 se presentó a las elecciones legislativas buscando ganar la circunscripción parisina. Obtuvo cerca del 11% de los votos, pero fue vencida por Bernard Pons, del partido Unión de Demócratas por la República.
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