Como fotógrafa de estilos de vida, Graciela Cattarossi vio muchos lugares bellos como playas soleadas y elegantes hoteles. Pero para ella, la visión más hermosa del mundo estaba en Surfside, porque el centro de su universo vivía allí: Stella, su hija de 7 años.
Cattarossi, de 48 años y nacida en Argentina, que con su propio esfuerzo construyó un próspero negocio de fotografía, era una madre soltera que hizo todo lo que estaba en sus manos para que la vida de su hija fuera mejor.
“La devoción que sentía por su hija era única”, dijo su amiga, Kathryn Rooney Vera, de Miami, que conocía a Cattarossi desde 2008, cuando las dos eran vecinas en el Grand Venetian, en Miami Beach.
Cattarossi, Stella, y los padres de Cattarossi, Graciela y Gino, vivían en la unidad 501 de las Torres Champlain en Surfside, que se desplomó en la madrugada del pasado jueves 24. El cónsul de Uruguay confirmó que la madre de Cattarossi, cuyo nombre lleva ella, es de nacionalidad uruguaya y fue diplomática en el país en los años 60.
Andrea, hermana de Cattarossi, estaba visitando a la familia en el momento en que el condominio colapsó. Su esposo se quedó en Argentina. Los cinco miembros de la familia están desaparecidos.
Vera, cuyos hijos asisten a la escuela Von Wedell Montessori con Stella, dijo que la generosidad de Cattarossi llegaba también a sus amigos, además de a su familia. La fotógrafa tomó imágenes de la maternidad de Vera y le regaló las fotos para conmemorar lo que creía sería el último hijo de Vera. Más tarde, Vera quedó embarazada de su quinto hijo.
“Tenía tanto entusiasmo conmigo”, dijo Vera. “Me dijo que estaba contentísima. Trabajó muy duro para lograr todo lo que obtuvo, y era muy generosa”.
Vera describe a Cattarossi como una persona “con los pies en la tierra” y “un poco bohemia”.
“Estaba consciente de que era una persona saludable en todo sentido, mente, cuerpo, espíritu, emocionalmente. Estaba en muy buena forma. Jugaba tenis y sabía que estaba criando a su hija de una forma holística, y saludable”.
Cattarossi era también una inmigrante que aprendió a querer al país que le dio abrigo.
“Quería todo lo que nosotros defendemos”, dijo Vera. “Solía decir ‘Los americanos deben entender que tienen que luchar y pelear por su libertad’. Amaba la esencia de Estados Unidos”.
Pero siempre, Stella estaba primero que nada. La madre y la hija eran muy unidas; dormían juntas. Vera se pregunta si su amiga tuvo tiempo de despertarse antes de que ocurriera la tragedia, y proteger a Stella.
“Espero que haya podido abrazar a su niña”, dijo.
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale click a +Unirme.