La tormenta Iota descargaba el martes lluvias torrenciales en Centroamérica provocando desbordamiento de ríos, mientras sus fuertes vientos hacían volar por los aires techos endebles y derribaron postes de electricidad y árboles, dejando al menos dos fallecidos en la región, según autoridades.
Iota, que llegó a ser un huracán de categoría 5 en la escala Saffir-Simpson, tocó tierra en Nicaragua a última hora del lunes con un nivel 4 y vientos sostenidos de 250 kilómetros por hora (km/h), causando pánico en el istmo, golpeado todavía por los efectos del ciclón Eta a principios de noviembre.
A las 2100 GMT, se había convertido en una tormenta tropical con vientos máximos sostenidos de 95 km/h y se desplazaba hacia el oeste a 19 km/h, según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por su sigla en inglés).
El ciclón atravesaba el norte de Nicaragua, donde según medios locales habrían fallecido dos menores ahogados, aunque las autoridades aún no han confirmado los decesos, para dirigirse luego hacia el sur de Honduras por la noche y disiparse finalmente cerca de El Salvador temprano el miércoles.
Puerto Cabezas, en la costa norte de Nicaragua y todavía parcialmente inundado y cubierto de escombros por la fuerza del huracán Eta de hace dos semanas, volvió a soportar la peor parte de la tormenta. Residentes asustados se apiñaban en refugios y se preocupaban por la comida y sus vidas.
“Podríamos morir”, dijo Inocencia Smith. “No hay nada para comer”, dijo, en referencia a las granjas de la zona que fueron destruidas por Eta.
El viento arrancó el techo de un hospital improvisado. Los pacientes fueron evacuados, incluidas dos mujeres que dieron a luz durante las primeras lluvias de la tormenta el lunes, dijo la vicepresidenta, Rosario Murillo, en conferencia de prensa.
Cerca de 40,000 personas han sido trasladadas a refugios, dijeron autoridades de esa nación, 33 municipios se encuentran sin internet ni telefonía celular, según el regulador de telecomunicaciones Telcor, y muchas áreas costeras están en riesgo de marejadas de hasta seis metros.
“Estamos inundados por todas partes, la lluvia estuvo casi toda la noche”, dijo en entrevista telefónica a Reuters el alcalde del municipio Wampusirpi, Marcelo Herrera. “Necesitamos agua y comida para la población, pues con Eta habíamos perdido los cultivos”, añadió.
En tanto, el director del Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales, Marcio Baca, dijo que era el huracán más potente que ha impactado a ese país desde que existen registros.
En Honduras, donde 70,000 personas fueron llevadas a refugios, autoridades dijeron que las lluvias continuaban en la mayor parte del país y seguían los desalojos en zonas de riesgo. En el departamento Colón, en la costa Atlántica, se desbordaron ríos e inundaron varias ciudades.
En la capital, Tegucigalpa, las autoridades cerraron varios puentes que conectan la ciudad con la populosa y hacinada zona Comayagüela, ante el riesgo de que la crecida de la corriente de varios ríos a causa de las precipitaciones provoque desbordamientos.
Iota pasó cerca de Providencia, una de un grupo de islas en la provincia caribeña colombiana San Andrés. Las autoridades locales informaron de al menos una muerte ahí.
“Es la primera vez que un huracán categoría 5 golpea nuestro territorio”, dijo el presidente colombiano, Iván Duque, quien agregó que Iota habría arrasado con el 98% de la infraestructura de Providencia.
En Panamá, el Gobierno informó de una persona fallecida y otra desaparecida en la comarca indígena Ngäbe-Buglé, debido al temporal que afecta el país asociado en parte al paso de Iota.
Es la primera vez que se forman dos grandes huracanes en la cuenca del Atlántico durante un noviembre desde que comenzaron los registros en 1851. Iota es la primera tormenta de categoría 5 de la temporada de huracanes.
“Estamos en las manos de Dios. Si tengo que trepar a los árboles, lo haré”, dijo Jaime Caal Cuz, de 53 años, un agricultor de la provincia de Izabal, en el sureste de Guatemala. “No tenemos comida, pero vamos a esperar aquí al huracán, pedimos a Dios que no venga”, agregó.
Reporte adicional de Gustavo Palencia en Tegucigalpa, Ismael López, Elida Moreno en Cuidad de Panamá, Nelson Rentería en San Salvador, Álvaro Murillo en San José, Sofía Menchú en Ciudad de Guatemala y Luis Jaime Acosta en Colombia. Escrito por Ana Isabel Martínez; Editado por Javier López de Lérida y Raúl Cortés
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