Un estudio epidemiológico elaborado en Suiza, uno de los pocos países que ha mantenido abiertas sus estaciones de esquí este invierno, defiende que los riesgos de contagio de COVID-19 en las telecabinas de esas instalaciones son menores que en entornos como una oficina o una cena con amigos.
El estudio, elaborado por científicos del Laboratorio Federal Suizo de Ciencia y Tecnología de Materiales (EMPA), concluye que el riesgo de contagio en las cabinas de esquí de ocho viajeros con las ventanas abiertas, en las que el aire se renueva 138 veces por hora, es mucho menor que el de un día de trabajo en una oficina para dos personas, donde solo hay renovación una vez cada hora aproximadamente.
Los investigadores también comprobaron que en telecabinas más grandes, algunas con capacidad para 80 personas, el aire se renueva con mucha más frecuencia que, por ejemplo, en un vagón de tren, donde lo hace entre siete y 14 veces cada hora.
También se concluye que una cena de ocho personas presenta riesgos mucho mayores de contagio que un trayecto en una telecabina de esquí.
Las estaciones de esquí suizas siguen abiertas, a diferencia de las de países vecinos como Francia o Italia, porque las autoridades no consideraron que fuesen lugares de riesgo de contagio, aunque también se tuvo en cuenta su importancia para la economía del país helvético.
EL RIESGO DE ESTAR EN CABINA CON UN INFECTADO
Si el virus se propaga en un 0,1% de la población, la probabilidad de que una persona infectada sin saberlo esté presente en una cabina de cinco viajeros es de aproximadamente una entre 200, y la posibilidad de que haya dos contagiados es de una entre 10.000, según el EMPA.
En una cabina con capacidad para 80 personas llena de gente, la probabilidad de que una persona esté infectada sin saberlo es del 36 %, y de que dos pasajeros estén contagiados es del 14 %.
Por esta razón, el director de la investigación, Ivan Lunati, afirmó que las recomendaciones son claras: ventilar y limitar el número de pasajeros por cabina, algo que ya se está haciendo en todas las estaciones de esquí del país helvético (además de obligar a llevar mascarilla en ellas).
Lo que es difícil, según Lunati, es averiguar la tasa de emisión de patógenos, porque algunas de las propiedades del virus no están claras y porque depende del comportamiento de la persona infectada (si está respirando fuerte, cansada, riendo, hablando…).
Aun así, estas estimaciones de los investigadores fueron diseñadas en el caso de que las personas no llevaran mascarilla, porque querían determinar el riesgo puro de infección, que con el uso de equipos de protección individual disminuye considerablemente.
«Las mascarillas protegen muy bien, sobre todo contra la transmisión de las grandes gotas que se transmiten al hablar», recordó Lunati.
TECNOLOGÍA APLICABLE AL TRANSPORTE PÚBLICO
Para simular los posibles contagios, los investigadores del EMPA han desarrollado un «aparato de tos» que consiste en dos cilindros que equivalen a los pulmones y se conectan con una cabeza artificial calentada a la temperatura del cuerpo, que se llena con humedad y gotas.
La propagación de éstas fue medida en el estudio por dos cámaras.
Los investigadores aseguran que esta tecnología de simulación, junto con sus sistemas de medición del aire y del CO2, también pueden servir para probar la resistencia de las mascarillas y para analizar los riesgos del transporte público, donde las exigencias son más altas que en las pistas de esquí.
El instituto de investigación colabora con el fabricante de teleféricos suizo CWA para este estudio.
«El tema de la ventilación para renovar el aire ha sido, hasta ahora, bastante descuidado», reconoció el director tecnológico de CWA, Massimo Ratti. EFE
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale click a +Unirme.