El biólogo español nacionalizado estadounidense Francisco José Ayala, experto en biología molecular y genética evolutiva y estudioso del desciframiento completo del genoma humano, ha fallecido en California (Estados Unidos) cuando estaba punto de cumplir 89 años.
EFE
Nacido el 12 de marzo de 1934 en Madrid, se licenció en Ciencias por la Universidad Complutense de Madrid (1955), estudió Filosofía y Teología en Salamanca y en 1960 fue ordenado sacerdote dominico, aunque posteriormente abandonó la vida religiosa. También estudió Física.
En 1961 se trasladó a Estados Unidos, donde estudió Genética y Biología en la Universidad de Columbia y trabajó con el genetista Theodosius Dobzhansky, uno de los fundadores de la Teoría Sintética de la Evolución.
Concluyó su Doctorado por la Universidad de Columbia en 1964 y colaboró como investigador asociado de la Universidad Rockefeller (Nueva York), en la cual fue profesor asistente entre 1967 y 1971.
También fue profesor en la Universidad de Providence (Rhode Island), entre 1965 y 1967.
En 1971 se nacionalizó estadounidense (aunque mantiene también la nacionalidad española) y se trasladó a la Universidad de California, en Davis, donde fue nombrado profesor primero adjunto de Genética para, tres años después, pasar a ser profesor a tiempo completo.
Impartió clases de Biología y Filosofía de la Ciencia y dirigió el Departamento de Ecología y Biología Evolutiva, donde, entre 1977 y 1981, desempeñó los cargos de director de Ecología y decano adjunto para Estudios Medioambientales.
En los años 80, junto a su colega Michel Tibayrenc estudió el protozoo parásito que causa el mal de Chagas.
En 1987 se trasladó a la Universidad de California en Irvine, en la que fue nombrado profesor distinguido de Ciencias Biológicas.
En 1989 obtuvo la cátedra Donald Bren de Ciencias Biológicas de la Universidad de California en Irvine y fue nombrado profesor de Filosofía de esa misma universidad.
También fue elegido miembro extranjero de la Real Academia de Ciencias de España.
Experto en biología molecular y genética evolutiva, su carrera investigadora se ha centrado en la biología molecular y en la genética evolutiva y poblacional, incluyendo el origen de las especies, la diversidad genética de los organismos, y el origen de la malaria y otras enfermedades parasitarias.
Representante del llamado neodarwinismo, sus contribuciones han sido clave, entre otras cosas, para entender el llamado reloj molecular, el mecanismo biológico que permite comprobar lo alejadas que están dos especies.
También ha realizado aportaciones al debate sobre la relación entre ciencia y religión.
En 1981 testificó en el «proceso de Arkansas», sobre la legalidad de la enseñanza en las escuelas públicas del creacionismo. Como consecuencia de este juicio fue el autor principal de la obra «Ciencia, Evolución y Creacionismo» para la Academia Nacional de Ciencia de EEUU.
Entre 1990 y 1993 formó parte del Consejo Consultivo Nacional para el Proyecto Genoma Humano.
Entre 1993 y 1996 presidió la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS) -editora de la prestigiosa revista «Science»-. Desde dicha asociación promovió el desarrollo de una oficina permanente para el Diálogo sobre Ciencia, Ética y Religión.
En 1994, el entonces presidente Bill Clinton le nombró miembro de su Comité Asesor de Ciencia y Tecnología, puesto que desempeñó hasta 2001.
En junio de 2018 la Universidad de California Irving (UCI) le forzó a dimitir de todos sus puestos en ese centro tras constatar la veracidad de cuatro denuncias por acoso sexual.
Cuatro mujeres le acusaron de acoso y la universidad realizó una exhaustiva investigación entre noviembre de 2017 y mayo de 2018 que incluyó entrevistas a más de 60 testigos además de las denunciantes, empleadas del centro de estudios.
Fue miembro de múltiples sociedades científicas de todo el mundo, entre ellas la Academia de Ciencias de EEUU, la Academia Americana de Artes y Ciencias y la American Philosophical Society.
Entre los muchos premios que recibió figuran la Medalla Nacional para la Ciencia -la más importante de las distinciones científicas en Estados Unidos-, que obtuvo en 2002; el Premio Templeton (2010), que distingue a personas que han hecho contribuciones a afirmar la dimensión espiritual de la vida, y cuya dotación, un millón de libras esterlinas (el monto de este premio es siempre ligeramente superior al Nobel) donó a la Universidad; y el Premio Capio de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid (2010).
Escribió más de 1.100 artículos y 50 libros -algunos en colaboración-, y doctor honoris causa por más de 20 universidades de una decena de países entre ellas la Menéndez Pelayo.
Fue también autor o co-editor de obras como «Evolución molecular», «Evolución, Origen y evolución del hombre», «Genética moderna», «La evolución en acción», «La naturaleza inacabada. Ensayos en torno a la evolución», «La teoría de la evolución», «Senderos de la evolución humana», «La evolución de un evolucionista», «Darwin y el Diseño Inteligente», «¿Soy un Mono?», «Evolución, ética y religión», «Evolución humana. El camino hacia nuestra especie» y «¿De dónde vengo? ¿Quién soy? ¿A dónde voy?».
Aparte de investigador, profesor, y divulgador, Ayala fue viticultor. Poseía varios cientos de hectáreas de viñedos en California y en 2011 donó 10 millones de dólares a la Universidad de California en Irvine, procedentes del rendimiento de sus viñedos.
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