Filipinas despidió este sábado con un funeral al expresidente Benigno Aquino, que falleció el pasado jueves a los 61 años debido a un fallo renal derivado de la hepatitis que padecía, entre otros problemas de salud.
EFE
El arzobispo Socrates Villegas ofició el funeral por el exmandatario en el que destacó su «dignidad» y «decencia» en una homilía en la iglesia de Gesu de la Universidad Ateneo de Manila a la que asistieron familiares y amigos, según el portal de noticias Rappler.
La urna con los restos de Aquino, un apellido vinculado estrechamente con la democracia en el país, fue trasladado en cortejo fúnebre hasta el Parque Memorial de Manila, donde será enterrado junto con sus padres.
Aquino, conocido popularmente como «Noynoy», asumió la presidencia del país en junio de 2010, por un mandato único de 6 años, y fue el decimoquinto presidente de Filipinas.
El Gobierno del político filipino, que utilizó un estilo directo y sencillo para hacer frente a los problemas del archipiélago, se basó en la lucha contra la pobreza y la extendida corrupción, dos de las principales lacras del país.
Tenía un temperamento opuesto al del actual presidente filipino, Rodrigo Duterte, conocido por sus exabruptos, su lenguaje en ocasiones soez y la guerra contra las drogas en las que miles de supuestos traficantes y drogadictos han sido ejecutados en las calles.
Durante la etapa de Aquino (2010-2016) destaca la mejora notable de la economía filipina y los enfrentamientos con China por la soberanía de varias islas y atolones ubicados en el mar de China Meriodional.
Su Administración llevó el contendiente territorial al Tribunal de Arbitraje de la Haya, que en 2016, cuando ya había traspasado el poder al actual presidente, Rodrigo Duterte, falló en favor de Filipinas.
La carrera este senador filipino graduado en Economía dio un giro tras la muerte de su madre, la ex presidenta Corazon Cojuangco de Aquino (1986-1992), y pasó de ser un político sin un papel principal a heredar el protagonismo de la dinastía, donde también destaca su padre, Benigno Aquino II, azote de la dictadura de los Marcos y que fue asesinado en 1983 a su regreso al país.
La «aquinomanía» que se desató con el fallecimiento de la primera presidenta de la democracia tras la dictadura Ferdinand Marcos (1965-1986) le entregó la jefatura de Estado, como candidato del Partido Liberal.
El propio Aquino reconoció el carácter accidental de su elección porque, de no ser por la muerte de su madre, hubiera mantenido su puesto de senador.
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