Las autoridades dijeron este viernes que existen «condiciones» para ingresar a la mina del norte de México donde 10 obreros quedaron atrapados hace nueve días por una inundación, pero reconocieron que no pueden determinar cuándo llegarán al área donde se presume que estarían cautivos.
AFP
Tras realizar al menos tres descensos en el pozo número 2, donde el agua alcanzó niveles seguros para que rescatistas puedan maniobrar, un equipo militar especializado retiró escombros como «polines, mallas, tuberías y muchos metros de manguera», informó la coordinadora nacional de Protección Civil, Laura Velázquez.
Pero hasta la tarde del viernes aún no se tocaba «el piso del pozo», lugar desde donde se puede acceder a las galerías de la mina donde estarían atrapados, precisó la funcionaria.
«No es posible determinar, ni siquiera les puedo decir con seguridad, cuándo vamos a entrar a las galerías. No hay manera», dijo Velázquez a un grupo de periodistas.
Hasta la mañana del viernes el nivel de agua en el pozo 2 había alcanzado 70 centímetros, frente a 30 metros un día después del accidente.
En los otros dos pozos la cota se encuentra en 3,9 y 4,7 metros, detalló el secretario de Defensa, Luis Cresencio Sandoval.
Velázquez agregó que se trabajará «toda la noche en el bombeo» de los pozos de donde sigue saliendo abundante agua, pese a que ya se había logrado extraer un 97% del líquido que inundaba la mina de carbón en el poblado de Agujita (estado de Coahuila, norte).
Militares desplegados en la zona redoblaron la seguridad en el perímetro más cercano al pozo 2, restringiendo el acceso de reporteros, constató la AFP.
«Ojalá haya un milagro»
«Con ese nivel [de agua] ya se puede entrar. Dios quiera que sí», declaró a la AFP David Huerta, de 35 años, cuñado de uno de los obreros atrapados.
Aunque ya abandonó la dura labor de minar en los llamados «pocitos», un método artesanal y riesgoso para extraer el carbón, Huerta comenta que se dedicó a ello por casi 13 años.
Explicó que al fondo de los pozos se ubica la «plancha» del mineral, donde se despliegan las galerías en las que los obreros realizan la extracción.
Armando Ontiveros, uno de los mineros voluntarios que apoyan a los rescatistas, está deseoso de participar en esta labor.
«Si está derrumbada la plancha, la galería, hay que limpiar, hacer limpieza para poder avanzar hasta donde estén ellos. Si están ahí, ¡qué bueno!», dijo a periodistas.
Ontiveros, de 47 años -27 de los cuales ha trabajado en pozos- afirmó que «hay esperanza» porque en los túneles a veces existen espacios más altos «donde el agua no llega».
«Ojalá haya un milagro o algo y que estén ahí con vida», añadió.
Oraciones y cantos
El anuncio del gobierno devolvió la esperanza a la comunidad alrededor de la mina siniestrada, donde la noche del jueves un grupo de unas 15 mujeres llegó caminando con veladoras en las manos y entonando canciones religiosas.
Ya en el sitio rezaron un padrenuestro y oraron para que el rescate resulte exitoso.
El accidente se produjo el 3 de agosto, cuando una pared de una mina inundada y abandonada colapsó, provocando la inundación del socavón, donde maniobraban 15 mineros. Cinco de ellos lograron escapar.
Desde entonces no se tienen señales de vida de los 10 trabajadores restantes, en cuyo rescate participan varios cientos de personas, entre militares, funcionarios de Protección Civil y mineros voluntarios.
Los siniestros mineros son frecuentes en Coahuila, principal productor de carbón de México.
El más grave ocurrió el 19 de febrero de 2006, cuando una explosión de gas en la mina Pasta de Conchos, controlada por el conglomerado Grupo México, provocó la muerte de 65 trabajadores. Solo dos cuerpos fueron rescatados.
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