Aleida Guevara March, hija de Ernesto “Che” Guevara, ha seguido la línea oficial del régimen acusando de “marginales” a los cubanos que salieron a la calle a protestar el 11 de julio pidiendo “Libertad”.
Por SARAH MORENO– EL NUEVO HERALD
Guevara March dijo a la emisora argentina Radio Rebelde AM 740 que “en Cuba habían ocurrido algunas cosas manipuladas por Estados Unidos y perpetradas por “gente de baja calaña de verdad y por algunos bobos que los siguen”.
En la campaña del gobierno de la isla para responsabilizar a Estados Unidos de las protestas, que se extendieron durante varios días y aun mantienen militarizada la isla, Guevara March juega un papel clave, no por sus propios méritos como médico sino por el simbolismo de su apellido.
El Che Guevara es todavía percibido en muchas partes del mundo como un símbolo de un sector de la izquierda, que lo considera una suerte de Quijote, un revolucionario justiciero que fue punta de lanza contra Estados Unidos.
“Estamos exigiendo que la Policía tome el sartén por el mango”, dijo Guevara March, la mayor de los cuatro hijos de Guevara nacidos en Cuba de su matrimonio con la cubana Aleida March, a quien conoció en la Sierra Maestra.
Guevara March pidió mano dura contra los manifestantes en la misma cuerda de su padre, apodado por los cubanos como el “Carnicero de La Cabaña”, por su responsabilidad en los fusilamientos en los años 1960 cuando fue jefe militar de esa prisión junto a la bahía de La Habana, hoy convertida en sitio de entretenimiento.
“Pero la verdad es que el pueblo ha reaccionado muy bien y está controlándose la situación, y nosotros exigiendo que la Policía actúe y defienda lo que es nuestro, porque no puede ser, no se le puede permitir a nadie que agreda una propiedad estatal, una propiedad del pueblo. No puede ser…”, dijo Guevara March en el audio enviado a la emisora argentina.
La frase de que “la Policía actúe y defienda lo que es nuestro” ha tomado otro cariz para los cubanos que consideran a Guevara March una privilegiada que disfruta de las prebendas que el sistema cubano ha dado a los hijos de los dirigentes.
Guevara March trabaja como pediatra en el hospital William Soler, en el Vedado, sin embargo, emplea la mayoría de su tiempo en hacer propagada al régimen, sobre todo de cara al exterior, donde todavía algunos llevan camisetas con la imagen de su padre.
ESTRATEGIA RACISTA Y ELITISTA
Desacreditar a las personas que se oponen al régimen ha sido la estrategia desde hace mucho tiempo, dijo Norges Rodríguez, analista cubano radicado en Estados Unidos, quien puso como ejemplo el calificativo de “escoria” que le dieron a las personas que se asilaron en la Embajada del Perú o que emigraron a Estados Unidos como parte del éxodo del Mariel en 1980.
“El gobierno sacó a personas de las prisiones para dar la idea de que quienes estaban en contra del gobierno eran marginales y como parte de esos ‘marginales’ vino lo mejor de la intelectualidad cubana, entre ellos Reinaldo Arenas”, dijo Rodríguez, director de la publicación online Yucabite.
El mismo tratamiento ha dado el régimen a Luis Manuel Otero Alcántara, de San Isidro, un barrio “marginado” de La Habana, que no marginal”, y al rapero Maykel Osorbo, dijo Rodríguez, indicando que el periódico oficial Trabajadores publicó en diciembre un artículo que tituló La cara culta de San Isidro en el que reflejó, entre otros aspectos, los estudios de arte de los hijos del actor Jorge Perugorría, conocido por su rol en Fresa y Chocolate.
Al mencionar la “cara culta” del barrio de San Isidro, por oposición el artículo desacredita a Otero Alcántara, hoy detenido en la prisión de Guanajay desde su arresto el 11 de julio, día que estallaron las protestas, y a otros artistas y activistas que integran el Movimiento San Isidro, que se ha destacado por condenar la censura en la isla.
“Es una combinación de racismo y elitismo en un régimen que se disfraza de justicia social y antirracismo”, apuntó Rodríguez.
A su vez Rodríguez no sabe si el régimen “desempolva” a Guevara March para situaciones como esta o si ella se presta para hacer declaraciones, pero sí está consciente de que sus palabras surten efecto en un “contexto latinoamericano o europeo, en que todavía ven al Che como un guerrillero, cuando al final era un asesino”.
La idea de que la policía política muestre mano dura con los manifestantes y sostenga “la sartén por el mango” expresada por Guevara March se aviene con una de las frases más repudiadas de su padre.
“Para enviar hombres al pelotón de fusilamiento, la prueba judicial es innecesaria. Estos procedimientos son un detalle burgués arcaico. ¡Esta es una revolución! Y un revolucionario debe convertirse en una fría máquina de matar motivado por odio puro”, dijo Guevara.
Esa falta de garantías procesales es la que enfrentan los manifestantes en Cuba ahora, donde se “realizan farsas judiciales para condenar a cubanos inocentes”, denunció el 19 de julio el opositor Antonio Rodiles, director del proyecto alternativo Estado de Sats.
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