El número de muertes de menores de 5 años cayó a un mínimo histórico en 2019, hasta 5,2 millones en todo el mundo, según cifras de Unicef, que advierte del peligro de un repunte como consecuencia de la pandemia.
EFE
La tasa de mortalidad infantil continuó el pasado año su tendencia a la baja hasta los 38 fallecimientos por cada 1.000 nacimientos, un descenso del 50 % desde el año 2000 y de casi un 60 % desde 1990, según un informe anual que elaboran la Agencia de la ONU para la Infancia y otros organismos internacionales.
Las diferencias entre regiones, sin embargo, siguen siendo muy importantes, con los peores datos en el África Subsahariana, donde la tasa es de 76 muertes por 1.000 nacimientos, 20 veces más que en Australia y Nueva Zelanda.
Según el informe, en los últimos 30 años se han salvado millones de vidas gracias a las vacunas y a los servicios de salud que previenen o evitan muertes por bajo peso al nacer, complicaciones durante el parto, pulmonías, diarreas o malaria, entre otras causas comunes.
La preocupación de Unicef es que los progresos de las últimas décadas puedan perderse como consecuencia de la pandemia, que está negando el acceso a algunos de esos servicios a muchos niños.
“Cuando los niños ven negado el acceso a servicios de salud porque el sistema está desbordado, y cuando las mujeres tienen miedo de dar a luz en el hospital por miedo a la infección, ellos también se pueden convertir en víctimas de la COVID-19”, señaló en un comunicado la directora ejecutiva de la agencia, Henrietta Fore.
Según una encuesta reciente de Unicef en 77 países, más de dos tercios han sufrido algún tipo de interrupción en los controles de salud de los niños y en las campañas de vacunación.
Entre los países más afectados figuran Afganistán, Bolivia, Camerún, la República Centroafricana, Libia, Madagascar, Pakistán, Sudán y Yemen, apunta la agencia.
Fore advirtió que sin “inversiones urgentes” que permitan retomar esos servicios de salud, millones de niños de menos de cinco años podrían fallecer en todo el mundo.
“La comunidad global ha llegado demasiado lejos de cara a eliminar las muertes infantiles evitables como para permitir que la pandemia de la COVID-19 nos pare”, subrayó.
“El hecho de que hoy más niños vivan para celebrar su primer cumpleaños que en ningún otro momento de la historia es una verdadera prueba de lo que se puede conseguir cuando el mundo pone la salud y el bienestar en el centro de su respuesta”, señaló en la nota el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus.
“Ahora, no podemos dejar que la pandemia que la COVID-19 dé marcha atrás en el extraordinario progreso para nuestros niños y futuras generaciones”, añadió.
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