Las elecciones de este domingo en Bolivia son históricas por ser las primeras en 18 años sin el expresidente indígena Evo Morales (2006-2019) en la contienda y también las primeras con candidatos indígenas independientes, algunos de organizaciones disidentes del movimiento nativo que encabezó el exmandatario.
Fernando Gimeno / EFE
Hasta siete nacionalidades indígenas han presentado a sus propios candidatos para alcanzar un escaño en el Parlamento boliviano sin estar vinculados como ocurría hasta ahora a un partido político o agrupación ciudadana.
Es el caso de la Organización Indígena Chiquitana (OICH), que en un inicio colaboraba con el Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de Morales, pero del que pronto se distanciaron y en estas elecciones participan con su propia sigla.
«Pueblos indígenas sin dueños ni patrones», es el lema de la candidata de la OICH por la circunscripción especial de Santa Cruz, Aida Gil.
También la Asamblea de Pueblos Guaraní presenta por la misma circunscripción a Lourdes Miranda, quien piensa que «los partidos han sido una herramienta para llegar al escaño y se debe legislar sobre esos vacíos, porque nos coartaron los derechos».
UNA COMPETICIÓN DESIGUAL
Sin embargo, Álex Villca, portavoz de la Coordinadora Nacional de Territorios Indígenas Originarios Campesinos y Áreas Protegidas (Contiocap), ve con escepticismo la novedad de las candidaturas indígenas independientes.
«Estos representantes deberían ser elegidos en base a las costumbres y tradiciones de cada pueblo, y no verse obligados a competir con los candidatos de los distintos partidos y agrupaciones ciudadanas», apuntó Villca a Efe.
El activista consideró que los candidatos de las organizaciones indígenas no compiten en igualdad de condiciones con los otros, que tienen más recursos para hacer campaña.
«Si alguien llega es una posibilidad muy reducida, porque no competimos en igualdad de oportunidades. Es totalmente discriminador», afirmó.
También lamentó que solo se hayan habilitado siete circunscripciones, pues consideró que el Parlamento nacional debería tener al menos un representante indígena por cada una de las al menos 36 lenguas nativas oficiales en el territorio boliviano.
«Cuando uno va con un partido político, significa inmediatamente la cooptación de esa representación. Una vez que llegue al Parlamento, no tendrá la posibilidad de ejercer su derecho de manera libre. Va a tener que trabajar para hacer quedar bien al instrumento político. Eso nos pasó con Evo Morales», apuntó Villca.
DESENCANTO CON EVO
Este defensor de los derechos indígenas es una de las voces más críticas actualmente contra Morales, que no tiene el favor de la totalidad de la población indígena, mayoritaria en Bolivia, y al que considera que durante sus casi 14 años en el poder favoreció a unos pueblos nativos sobre otros.
«Los quechuas y aimaras son una población significativa, pero se han convertido en instrumento para respaldar no a un pueblo, sino a un color y un partido político. Ahí hemos perdido prácticamente todas las esperanzas», comentó Villca.
Para este defensor del Parque Nacional Madidi, uno de los grandes tesoros naturales de Bolivia, «es algo que probablemente no se entiende desde la esfera internacional».
«Cuando se habla de Bolivia, se asocia con el altiplano y pareciera un tanto hegemónico, como que solo fueran quechuas, aimaras y por ahí también los guaraníes», recordó Villca.
«No se entiende que hay muchas otras naciones y pueblos indígenas que habitamos la cuenca del Amazonas. La cuenca del Amazonas representa al menos el 70 % del territorio nacional, y en el restante 30 % viven nuestros hermanos quechuas y aimaras», apostilló.
SIN CASI ESPERANZAS DE INCLUSIÓN
Villca manifestó su resignación respecto a los comicios del domingo y aseguró no tener «prácticamente ninguna esperanza, porque las candidaturas con mayores posibilidades no representan de manera genuina los intereses de los pueblos indígenas».
«No vemos en las propuestas de estos partidos de manera contundente y concreta incluir el tema de los pueblos indígenas, áreas protegidas y medioambiente. Es muy superficial», agregó.
El vocero de la Contiocap admitió que cuando Morales llegó al poder en 2006 «la mayoría de los pueblos indígenas tenía la esperanza de que Evo Morales, de etnia aimara, podía de verdad dejar en el pasado más de 500 años de marginación y una sistemática exclusión a los pueblos indígenas».
Sin embargo, consideró que, durante el Gobierno del MAS, los pueblos nativos han sido violentados en sus «derechos fundamentales».
«Si el candidato del MAS retorna al poder, para nosotros implica que vamos a vivir mayor violencia», advirtió.
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