El candidato a la presidencia de Estados Unidos, Joe Biden, reveló sus intenciones en la política exterior hacia América Latina.
Destacó su apoyo a la Argentina y Brasil, presión redoblada sobre Venezuela -aunque reforzando la ayuda humanitaria- y una inversión conjunta con México para desarrollar Centroamérica y calmar el flujo migratorio.
“Va a trabajar con países que estén listos para trabajar y que sean ambiciosos. Los países que estén listos tendrán un aliado natural en Joe Biden”, dijo Juan Sebastián González durante una entrevista con Infobae en Washington DC. Nacido en Colombia, González cumplió funciones en el Departamento de Estado y el Consejo de Seguridad Nacional durante la administración de Barack Obama, y es un hombre clave en la visión que Biden tiene de América Latina: fue uno de sus asesores más cercanos en la Casa Blanca y siguió siéndolo en estos últimos años.
“Joe Biden es alguien que conoce la región. Viajó 16 como vicepresidente, y como presidente seguirá involucrado, porque él fundamentalmente entiende que promover una región segura, democrática y de clase media está en el interés nacional de los Estados Unidos”, sintetizó González durante la entrevista.
– Durante décadas se habló de América Latina como el “patio trasero” de Estados Unidos. ¿Qué es América Latina para Biden?
– Está dentro del interés de Estados Unidos que la región se desarrolle. Biden siempre ha hablado de que es hora de que los Estados Unidos alineen su política exterior con las prioridades domésticas del país. Y eso va a poner a Latinoamérica y el Caribe en una posición central para la política exterior. El vicepresidente conoce muy bien Colombia, un aliado por décadas. Apoyar a la región trae prosperidad a los Estados Unidos.
– ¿Qué sería diferente, en comparación con Donald Trump, en la política exterior de Biden hacia la región?
– Desde el día uno va a tener mil cosas encima por el desastre que le deja este presidente. Joe Biden va a trabajar con países que estén listos para trabajar y que sean ambiciosos. Los países que estén listos tendrán un aliado natural en Biden. La política Trump hacia Latinoamérica y el Caribe se ha definido en una parte por una estrategia electoral en el sur de Florida sin consideración verdadera por el futuro de Venezuela, Cuba, y Nicaragua, y en otra parte por una política migratoria anti-hispana y racista para complacer la base xenofóbica del presidente. Biden es alguien que conoce la región. Su enfoque para combatir la pandemia, fortalecer la economía de Estados Unidos y asegurar que la cadena de producción sea resiliente a estos impactos es una agenda de colaboración con los países de Norteamérica. Además, bajo la administración Biden, Estados Unidos regresará inmediatamente al COP, pero nosotros solo representamos el 12 por ciento de emisiones globales. Los países de la región son indispensables para avanzar en una agenda climática internacional compartida. Por eso la política de cooperación económica y el cambio climático irán de la mano. No es suficiente que recuperemos nuestras economías a donde estaban antes de la pandemia: tenemos que encontrar causa común para construir economías resilientes contra futuras pandemias, el impacto del cambio climático, y un futuro eventual sin combustibles fósiles.
– El entendimiento con Brasil, como país más grande de la región, no será entonces necesariamente sencillo, ¿no?
– Joe Biden tiene un entendimiento sofisticado de Brasil y entiende que la importancia estratégica de Brasil para Estados Unidos va más allá de quién esté en el poder. Es el exportador más grande en el mundo de productos agrícolas, un puente natural entre el G7 y el G77. Existe una agenda global entre nuestros países. Brasil es un país importante, pero la relación sólo podrá alcanzar su potencial bajo una base de valores y entendimientos compartidos. El cambio climático es real y la necesidad de actuar, urgente. Las instituciones democráticas y los derechos humanos se respetan, y la corrupción no se tolera. Trump ha demostrado que Estados Unidos no tiene todas las respuestas y que como naciones tenemos que aprender los unos de los otros, y los desacuerdos se confrontan con respeto mutuo. El Joe Biden que yo conozco es alguien que siempre estrecha la mano, especialmente ahora que todos estamos sintiendo el impacto de la pandemia. Pero la samba es un baile de dos.
– ¿Qué tiene en mente Biden de cara al drama de Venezuela?
– No podemos ignorar que Nicolás Maduro es ahora un dictador, que ha perdido toda legitimidad por el sufrimiento que le ha infligido a el pueblo venezolano. Ya es hora que dejemos el juego y hablemos abiertamente sobre lo que está pasando en Venezuela. Es inaceptable que millones de venezolanos tengan que huir su país con tal de comer, y que Maduro se mantenga en el poder intencionalmente sometiendo a los que se quedan con hambruna y a través de ejecuciones extrajudiciales, mientras quienes están afiliados con el régimen viven en lujo y se roban miles de millones del país. El pueblo venezolano no puede vivir de los comunicados de la comunidad internacional y es hora de tomar responsabilidad. La crisis humanitaria en Venezuela es culpa de los que manejan ese país. Decir que no hay nada malo con el sistema político en Venezuela es ser ingenuo o no querer admitir la realidad.
– Trump le ha puesto presión, pero lo cierto es que Maduro sigue en el poder
– A Trump no le importa Venezuela más allá de los votos que consiga en Florida. Por la falta de estrategia e incompetencia total de esta administración se han desperdiciado cada oportunidad para lograr un resultado democrático a la crisis actual. Las sanciones unilaterales podrán satisfacer la rabia que todos compartimos frente a las injusticias que sufren los venezolanos, pero nunca en la historia han funcionado en cambiar a un régimen en la ausencia de una estrategia diplomática que esta administración se ha mostrado incapaz de organizar.
– ¿Qué haría Biden entonces?
– Biden ha prometido Estatus de Protección Temporal (TPS) a los venezolanos en los Estados Unidos, una respuesta internacional más robusta a la situación humanitaria y un incremento en la presión multilateral sobre el régimen para que negocie de buena fe con la oposición: ya basta del uso del diálogo por Maduro como una táctica para demorar y consolidar el poder. La expectativa por parte de la comunidad internacional es que Venezuela tiene que tener elecciones justas y transparentes, monitoreadas por una organización internacional creíble.
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