Israel endureció el viernes las medidas de confinamiento por la pandemia de COVID-19 y algunos críticos acusaron al primer ministro Benjamin Netanyahu de hacerlo con el fin de frenar las protestas contra su gestión de la crisis sanitaria y económica.
El Gobierno de Netanyahu decidió el jueves endurecer el confinamiento de tres semanas impuesto el 18 de septiembre, forzando a los israelíes a quedarse en casa, cerrando la mayoría de los negocios y restringiendo las oraciones en grupo durante la temporada alta de festividades judías.
Las medidas también pretendían restringir las protestas de los ciudadanos a una distancia de 1 kilómetro de sus hogares, lo que en la práctica habría supuesto el fin de las marchas en el exterior de la vivienda de Netanyahu por su gestión de la economía, la pandemia y por las acusaciones de corrupción. Él niega haber cometido ningún delito.
Sin embargo, el parlamento no se puso de acuerdo sobre esta medida antes de que entrara en vigor un confinamiento más estricto el viernes, lo que significa que las manifestaciones semanales fuera de la residencia de Netanyahu pueden continuar.
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