Los partidos italianos volverán este sábado a intentar, por sexto día consecutivo, un acuerdo para elegir al próximo jefe del Estado, en sustitución de Sergio Mattarella, y estudiarán la posibilidad de que el puesto pueda ser ocupado por una mujer.
Este sábado han sido programadas dos votaciones, una por la mañana y otra por la tarde, si en la primera no hay consenso, y en ambas se necesitarán 505 votos, mayoría absoluta de los 1.009 “grandes electores” que tienen derecho a participar, 630 diputados, 321 senadores y 58 delegados regionales.
Tras días de absoluto bloqueo, en las últimas horas se produjo un cambio de tendencia cuando el líder de la ultraderechista Liga, Matteo Salvini, y el del Movimiento 5 Estrellas (M5S), Giuseppe Conte, se mostraron favorables a que sea una mujer la que ocupe la Jefatura del Estado, algo que ocurriría por primera vez en la historia del país.
Fuentes de la formación progresista Partido Demócrata (PD) confirmaron que entre los nombres que se han puesto sobre la mesa en los últimos días se encuentran los de la actual jefa de los servicios secretos del país, Elisabetta Belloni, y el de la ministra de Justicia, Marta Cartabia.
El exprimer ministro Matteo Renzi tildó el viernes de “inaceptable” que “la jefa de los servicios secretos se convierta en Presidente de la República” y avanzó que su partido, Italia Viva, no la votará.
Tanto el M5S como el PD han defendido en los últimos días que tiene que ser una figura que cuente con un gran respaldo parlamentario, algo que no ha ocurrido hasta el momento con los candidatos propuestos por la derecha, que han sido rechazados por la coalición progresista.
Las formaciones tratarán de encontrar un entendimiento para poner fin a la situación de impás en la elección a la Presidencia de la República que vive el país desde el lunes pasado.
La insistencia del bloque de centro-derecha de Italia de que uno de sus candidatos sea elegido presidente del país fracasó el viernes, y el quinto día de votaciones terminó sin un ganador, mientras las tensiones y la frustración se acumulaban entre los partidos rivales que conforman el gobierno de unidad del primer ministro Mario Draghi.
En cada una de las dos rondas de votación del viernes, un bloque político u otro se abstuvieron de emitir sus sufragios, dejando patentes las fuertes diferencias entre las partes para concertar quién será el próximo jefe de Estado de Italia.
Al comienzo del quinto día de votación, Salvini declaró que el bloque de centro-derecha votaría por la presidenta del Senado, Maria Elisabetta Alberti Casellati. El trampolín político de Alberti ha sido el partido conservador Forza Italia, del ex primer ministro Silvio Berlusconi, quien retiró su candidatura antes de que la votación comenzara esta semana.
Pero la candidatura de Alberti apenas captó 382 votos de los electores del Senado, la Cámara de Diputados y los electores regionales, muy por debajo de la mayoría simple de 505 necesaria para alzarse con la victoria.
Una sexta jornada de votación, efectuada el viernes en la noche, también terminó sin ganador. Los dirigentes del bloque de centro-derecha indicaron que sus electores no participaron en la votación mientras las negociaciones continuaban tras bambalinas.
El presidente saliente Mattarella, de 80 años, ha indicado reiteradamente que no desea un segundo período a pesar de las peticiones de algunos dirigentes partidistas en las últimas semanas.
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