El presidente de Kazajistán declaró el miércoles el estado de emergencia y pidió ayuda de Rusia para controlar los violentos disturbios provocados por el aumento del precio del gas, que según la prensa dejaron al menos ocho agentes de seguridad muertos.
AFP
«Hoy hice un llamamiento a los jefes de los Estados de la OTSC (Organización del Tratado de Seguridad Colectiva) para que ayuden a Kazajistán a superar esta amenaza terrorista», dijo el presidente Kassym Jomart Tokayev en la televisión estatal.
Tokayev añadió que esas «bandas terroristas» recibieron «entrenamiento en el extranjero» para desestabilizar a este país de Asia central rico en hidrocarburos.
La OTSC es una alianza militar liderada por Rusia e integrada por otras cinco exrepúblicas soviéticas (Armenia, Belarús, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán).
Las manifestaciones comenzaron el domingo en el oeste y se extendieron el martes por la noche a Almaty, la capital económica del país, cuando cerca de 5.000 personas fueron dispersadas con gases lacrimógenos y granadas aturdidoras.
El miércoles por la tarde, miles de manifestantes irrumpieron en el edificio de la administración de Almaty, a pesar de los disparos de granadas y de gas lacrimógeno por parte de la policía, según un periodista de la AFP.
Medios de comunicación locales informaron de que los manifestantes se trasladaron después a la residencia presidencial de la ciudad, y que ambos edificios estaban en llamas.
Al menos ocho policías y militares murieron en los disturbios, la madrugada del jueves, según medios de prensa locales, que citaron al Ministerio del Interior.
Según la fuente, 317 miembros de la Policía y militares de la Guardia Nacional resultaron heridos y ocho murieron «a manos de una multitud enfurecida».
El presidente Tokayev cesó a su gobierno e impuso el estado de emergencia, inicialmente solo en Almaty, en la provincia de Mangistau y en la capital administrativa, Nur Sultan.
Pero las autoridades lo extendieron poco después al conjunto del territorio hasta el 19 de enero.
Esta crisis es el mayor desafío enfrentado hasta el momento por el régimen establecido por el expresidente Nursultán Nazarbayev, que dirigió el país hasta 2019 pero que mantiene una gran influencia.
Rusia, crucial para la economía de Kazajistán, llamó por la tarde a resolver la crisis mediante el «diálogo» y no con «disturbios callejeros».
En Washington, la Casa Blanca pidió «moderación» a las autoridades kazajas.
Crisis del gas
El movimiento contra el alza de precios del gas empezó el fin de semana en la localidad de Janaozen, en el corazón de la región occidental de Mangystau, antes de propagarse a Aktau, a orillas del mar Caspio, y Almaty.
En un primer momento, el gobierno decidió reducir de 120 a 50 tenges (0,11 dólares) el precio del litro de gas licuado de petróleo (LPG) en Mangystau para «asegurar la estabilidad del país», aunque eso no apaciguó el descontento.
La televisión informó este miércoles de la detención de un director de una planta de tratamiento de gas y de otro responsable en la región de Mangystau, acusados de haber «aumentado el precio del gas sin razón».
Kazajistán, primera economía de Asia central con un elevado crecimiento, se ha visto sacudido por caída de los precios del petróleo y la crisis económica en Rusia.
«Fallo de internet
El miércoles, se registró un «fallo de internet a escala nacional», indicó Netblocks, grupo especializado en la vigilancia de la red.
Esto «puede limitar severamente la cobertura de las manifestaciones antigubernamentales que se intensifican», añadió la oenegé.
Los corresponsales de la AFP en el país comprobaron que la conexión de internet era irregular y que aplicaciones de mensaje como Telegram, Signal y WhatsApp no funcionaban.
Poco después, fue imposible localizar a los periodistas en sus teléfonos móviles.
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