Rusia dijo el jueves que Occidente no debería apresurarse a juzgarla por el envenenamiento del detractor del Kremlin Alexei Navalny, y aseguró que no había motivos para acusar al país del crimen, mientras crecen las amenazas de sanciones en su contra.
Reuters
Moscú habló un día después de que la canciller alemana, Angela Merkel, afirmara que Navalny había sido envenenado con un agente nervioso Novichok en un intento de asesinarlo y que consultaría a los aliados de la OTAN sobre cómo proceder.
Navalny, de 44 años, es un abierto opositor al gobierno de Vladimir Putin y se ha especializado en investigaciones de alto impacto sobre la corrupción oficial. Fue llevado a Alemania después de colapsar en un vuelo nacional ruso cuando bebió de una taza que, según sus aliados, estaba envenenada.
El hospital Charite de Berlín, que está tratando a Navalny, ha informado que se mantiene grave en una unidad de cuidados intensivos, conectado a un ventilador artificial, aunque algunos de sus síntomas están desapareciendo.
Novichok es la misma sustancia que Gran Bretaña dijo se usó contra un doble agente ruso y su hija en un ataque en Inglaterra en 2018. El grupo de agentes neurotóxicos fue desarrollado por el ejército soviético en las décadas de 1970 y 1980.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo que Moscú rechazaba cualquier insinuación de que Rusia estuviera detrás del ataque a Navalny y advirtió a otros países que no sacasen conclusiones precipitadas sin conocer los hechos completos.
“No hay motivos para acusar al Estado ruso. Y no estamos dispuestos a aceptar ninguna acusación al respecto”, dijo Peskov a periodistas. “Por supuesto que no queremos que nuestros socios en Alemania y otros países europeos se apresuren con sus evaluaciones”.
Fiscales rusos han afirmado que no ven ninguna razón para iniciar una investigación criminal sobre el caso de Navalny. Señalan que no han encontrado indicios de que se haya cometido un delito en su contra, aunque siguen las pesquisas preliminares.
Peskov aseguró que Rusia quiere averiguar qué le pasó a Navalny, pero que no podía hacerlo sin recibir información de Alemania sobre las pruebas que llevaron a las conclusiones de Berlín sobre Novichok.
Tras las fuertes declaraciones que emitió Angela Merkel sobre el caso, la canciller ya está presionada en su país para que reconsidere el gasoducto Nord Stream 2, que llevará gas de Rusia a Alemania.
“Debemos seguir una política dura, debemos responder con el único idioma que (el presidente ruso Vladimir) Putin entiende, eso es la venta de gas”, dijo a la radio alemana Norbert Röttgen, jefe de la comisión parlamentaria de Asuntos Exteriores de Alemania.
“Si el gasoducto Nord Stream 2 se completa ahora, sería la máxima confirmación y estímulo para que Putin continúe con este tipo de política”, dijo anteriormente Röttgen, miembro de los conservadores de Merkel, a la televisión alemana.
Washington se opone ferozmente al proyecto, que ha dividido a la Unión Europea. Algunos gobiernos advierten que socavará a Ucrania, estado por el que tradicionalmente pasa el gas, y aumentará la dependencia del bloque de Rusia.
La Comisión Europea dijo el jueves que el bloque sólo podría imponer nuevas sanciones a Rusia después de que una investigación revele quién fue el responsable del envenenamiento de Navalny.
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