La Comisión Europea estudia reducir a la mitad el número de sus edificios durante los próximos 10 años para avanzar hacia una administración más «ecológica, digital y moderna» que mantenga el teletrabajo más allá de la pandemia.
«Reduciremos significativamente el número de nuestros edificios en el transcurso de los próximos 10 años; la superficie total se reducirá en un 25%, de 780.000 a 580.000 metros cuadrados, que sigue siendo muy grande, y el número de edificios se reducirá en un 50%», confirmó este miércoles a Efe un portavoz del Ejecutivo comunitario.
Estos planes fueron avanzados la víspera por el comisario de Presupuesto y Administración, Johannes Hahn, tras una reunión con el ministro presidente de la Región de Bruselas-Capital, Rudi Vervoort, y el secretario de Estado belga de Urbanismo y Relaciones Europeas e Internacionales de la región, Pascal Smet.
Esta política inmobiliaria, en adaptación «constante» a las «nuevas realidades y necesidades», tiene como objetivo «luchar por una administración ecológica, digital y moderna».
Con la disminución de edificios, según el portavoz, «no solo pretendemos hacer un mejor uso de cada metro cuadrado, sino que también queremos que cada metro cuadrado sea más ecológico».
«Esto no solo nos permitirá ahorrar, sino también reducir nuestra huella de carbono en línea con los objetivos del Pacto Verde europeo», añadió.
Este cambio de filosofía «irá de la mano de la organización de nuestras oficinas en torno a polos temáticos para alimentar el intercambio y la estrecha colaboración entre servicios», comentó.
Y es que la idea de la Comisión Europea es fusionar sus departamentos de diferentes políticas, llamados direcciones generales, en edificios más espaciosos.
Otro argumento a favor de la reducción de superficie total de las oficinas del Ejecutivo comunitario es «el uso generalizado del teletrabajo, incluso después de la Covid».
Bruselas, «al igual que todas las organizaciones públicas y privadas», estudia por el momento «el equilibrio más adecuado entre el trabajo en casa y en la oficina a largo plazo».
En cualquier caso, la política inmobiliaria de la Comisión se desarrollará a lo largo de 10 años, a medida que finalicen determinados contratos de arrendamiento, se firmen otros nuevos o se adquieran nuevos edificios, según el portavoz comunitario.
Y, por supuesto, recalcó, «todas las decisiones se tomarán de acuerdo con los principios de la buena gestión financiera, que exigen una planificación adecuada de la compra y el alquiler de edificios». EFE
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