La contaminación tóxica por mercurio ha llegado a los lugares más inaccesibles de los océanos, incluida la Fosa de las Marianas, de más de 10 kilómetros de profundidad, en el Pacífico, según un estudio científico publicado este lunes.
EFE
El estudio, llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Michigan (UM) y publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), indica que dicha contaminación ha alcanzado las profundidades marinas al hundirse los cadáveres contaminados de peces muertos en aguas superficiales.
Y el origen de la mayor parte de esta contaminación, según los científicos, fueron emisiones a la atmósfera de centrales eléctricas de carbón, operaciones mineras, fábricas de cemento, incineradores y otras actividades humanas.
Para su trabajo, los investigadores analizaron la composición isotópica del mercurio encontrado en peces y crustáceos recogidos en el fondo de dos fosas de aguas profundas del Pacífico.
«El mercurio que creemos que alguna vez estuvo en la estratosfera se encuentra ahora en las fosas más profundas de la Tierra», dijo el geoquímico ambiental Joel Blum, autor principal del estudio y profesor del Departamento de Ciencias de la Tierra y Ambientales de la UM.
Blum aseguró que hasta ahora se pensaba que el mercurio de origen humano estaba restringido principalmente a los primeros mil metros de profundidad de los océanos, pero descubrieron que, aunque parte del mercurio en estas fosas de aguas profundas tiene origen natural, «es probable que la mayor parte provenga de la actividad humana».
Blum sugirió que el hundimiento de los cadáveres de los peces que se alimentan en la parte superior de los océanos son responsables de la mayor parte del mercurio hallado en las fosas.
Aunque las emisiones de mercurio han disminuido en los últimos años en América del Norte y Europa, China e India continúan incrementando el uso de carbón como fuente de energía, con lo que las emisiones de mercurio a escala mundial están aumentando.
Pese a que el pescado que se consume es capturado en aguas menos profundas, «necesitamos comprender el ciclo del mercurio a través de todo el océano para poder modelar los cambios futuros en el océano cercano a la superficie», dijo Blum.
El mercurio es un elemento natural, pero cada año se emiten a la atmósfera más de 2.000 toneladas métricas debido a las actividades humanas, una contaminación que acaba por acumularse en los peces en niveles que pueden ser dañinos para los seres humanos que se alimentan de ellos.
Los efectos de la contaminación por mercurio en los seres humanos pueden incluir daños en el sistema nervioso central, el corazón y el sistema inmunológico.
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