A partir de los diez años, cada año adicional de vida de los perros representa un aumento del 52 % en el riesgo de desarrollar una afección neurodegenerativa, conocida como disfunción cognitiva canina (CCD) o «demencia canina», según un nuevo estudio publicado en Scientific Reports.
Los científicos también encontraron que la actividad física puede influir en la probabilidad de que los perros desarrollen la enfermedad, siendo los animales inactivos los que corren un mayor riesgo.
«Entre perros de la misma edad, estado de salud, tipo de raza y estado de esterilización, las probabilidades de CCD fueron 6,47 veces mayores en los perros que no eran activos en comparación con los que eran muy activos», concluye el estudio.
Los científicos analizaron datos del Dog Aging Project, que incluía información detallada de más de 15.000 perros. De todos los animales, el 1,4 % se clasificó con disfunción cognitiva.
De momento, los especialistas no han podido determinar la causa exacta de la disfunción cognitiva de los perros, pero se cree que se debe a cambios químicos y físicos en el cerebro del animal a medida que envejece, similar al alzhéimer en humanos.
La pérdida de memoria, disminución de la conciencia espacial y cambios de comportamiento, como ir al baño en el hogar, problemas para dormir y desorientación, son algunos de los síntomas.
Los investigadores consideran que sus hallazgos podrían ser una herramienta útil para los veterinarios a la hora de decidir si examinar a un perro por disfunción cognitiva.
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