La legislación colombiana establece que un candidato es elegido en primera vuelta cuando cuenta con al menos el 50% + 1 de los votos escrutados. Sin embargo, en las encuestas sobre intención de voto, ningún candidato logra superar este umbral; el más cercano, como se ha visto, es el líder del Pacto Histórico, Gustavo Petro, quien en la última encuesta Invamer mantiene el liderazgo con un 40,6%, seguido por Federico Gutiérrez, con un 27,1%.
Por María Claudia Andrade, Caren Cubides, Diana López, Wilson Suárez / Infobae
Por tanto, el comportamiento electoral que se ha podido observar en los últimos periodos y que desemboca en una segunda vuelta, se puede explicar desde varios factores:
Primero, se puede hablar principalmente de una falta de objetivo común en el país. Hoy los candidatos se limitan a impedir que el opositor gane, con una falta de coherencia discursiva que confunde a los votantes. Del mismo modo, los votantes se limitan a entregarle el voto a quien impida que el opositor gane. Esto se evidenció en las elecciones de 2018, en las cuales la motivación principal para la victoria de Iván Duque fue evitar que Gustavo Petro se llevara la victoria.
En segundo lugar, se tiene que hablar de la polarización que inherentemente ha caracterizado al país, en la que los candidatos que se inclinan al extremo del espectro político consiguen los votos de grupos radicales, así no les representen a cabalidad. El problema con esto es que para ser mayoría se requeriría de la alianza de diferentes sectores para que un candidato conquiste la victoria en primera vuelta.
Así, se observan hoy elecciones desgastadas, propuestas vacías y nula capacidad de unión y conciliación. Los sectores ideológicos siguen perpetuando su lucha individualista y sumergiendo al país en lo que, probablemente, será otro periodo presidencial con altos índices de desaprobación popular.
El fenómeno Uribe
Entender el fenómeno Uribe puede dar pistas sobre lo que significa la victoria en primera vuelta. El único presidente elegido en primera vuelta desde que este mecanismo se instauró en 1994 fue Álvaro Uribe en 2002 y 2006. Para 2002, los factores que propiciaron su elección fueron: la difícil situación de seguridad interna, cuya evidencia más clara se vio en el secuestro de la entonces candidata presidencial Ingrid Betancourt en febrero de ese año, el de los diputados del Valle del Cauca y la masacre de Bojayá, entre otros.
Sumado a esto, Uribe fue detractor del proceso de paz del gobierno Pastrana y se catapultó cuando fracasaron los diálogos con las FARC, solo días antes del secuestro de Betancourt, con la “seguridad democrática” y la “mano dura” como sus banderas. Además de lo anterior, la situación interna propició una baja participación en las urnas, con un 8 % menos que en las elecciones de 1998. En este escenario se hizo relativamente más sencillo ganar en primera vuelta al ser un umbral de votos más bajo. Su figura carismática y firme, cercana a la población, ante quien se presentó como un candidato capaz de unir al país en torno a la lucha contra los grupos ilegales, fue determinante para su crecimiento en las encuestas, pasando del 5 % en enero de 2001 al 39 % en el mismo mes del siguiente año, y posterior victoria en mayo de 2002 con el 54 % de los votos.
En 2006 Uribe buscó la reelección con un gobierno que había gozado de amplios márgenes de aprobación durante cuatro años, tiempo en el que se percibió un mejoramiento de la situación interna por cuenta de la efectividad de la “seguridad democrática” planteada por el mandatario. De esta forma, Uribe se reeligió en primera vuelta con el 62 % de los votos, un porcentaje mayor al de 2002, que se vio alimentado por la disminución en la participación de los electores y la falta de un tema en la agenda que fuera tan relevante como el de la seguridad.
La polarización
El contexto de alta polarización del país hace difícil la victoria en primera vuelta. La historia de Colombia ha estado enmarcada en la violencia, la negación de la pluralidad de ideologías y el consenso, teniendo como resultado uno de los conflictos más largos en América Latina y que han repercutido en su polarización. No obstante, aunque se ha establecido una salida concertada al conflicto a través del diálogo, el plebiscito del 2 de octubre de 2016 mostró la negativa a la aprobación de los acuerdos de paz y llevó a una nueva división interna, que generó una renegociación de lo pactado en La Habana.
Actualmente, hay varios hechos que explican por qué continúa la polarización en Colombia. Por un lado, la gestión del presidente Duque no ha sido la más sobresaliente en la atención de los problemas nacionales, puesto que hay un aumento de líderes sociales asesinados en 2022. Además, según el Departamento Administrativo de Estadística -DANE- la pobreza multidimensional estuvo en 16.0 % en 2021 y el desempleo en 12.1% hasta marzo de 2022. Adicionalmente, en la solución de problemas internacionales hay avances cuestionables frente a: la designación de los cargos del Ministerio de Relaciones Exteriores, la falta de liderazgo en una salida a la crisis de Venezuela y la falta de ratificación del Acuerdo de Escazú. Lo anterior demuestra una fragmentación en la ejecución del poder político y señalan la existencia de una debilidad institucional del Estado colombiano.
Por otro lado, a pesar de que el acuerdo de paz significó avances en el bienestar de los colombianos, también produjo la apertura en la agenda a otros problemas que están presentes en la sociedad colombiana y que no se habían podido visibilizar debido a la atención que tenía la seguridad. La corrupción, la economía, la falta de oportunidades, la intensificación de un discurso polarizador de los candidatos, con frecuentes ataques entre ellos, la no percepción de una política clara y un liderazgo en la atención de las necesidades de los colombianos, han llevado a la intensificación de la protesta social y a la división, lo cual produciría dos futuros escenarios durante la primera vuelta.
Escenarios para la primera vuelta
Para la primera vuelta de este domingo es posible reconocer como protagonistas a Gustavo Petro, Federico Gutiérrez y Rodolfo Hernández. Cabe aclarar que Petro hace parte de todos los escenarios posibles porque es considerado como el líder de oposición con mayor alcance a lo largo de los últimos años, dentro de los cuales se puede identificar que después de las elecciones de 2018 no dejó de participar en la arena política.
Petro se destaca por un discurso centrado en el cambio que necesitan los colombianos a nivel político, social y económico. Su figura se fortalece por la baja favorabilidad del gobierno de Duque, que se condensó en el paro nacional de 2021. Así, su discurso se ha fortalecido y ha logrado atraer la atención de quienes esperan un cambio.
En el primer escenario encontramos a Gustavo Petro contra Federico Gutiérrez. Este último es tomado a consideración por la fuerza que tiene dentro del panorama electoral, fuerza que ha obtenido gracias al aprovechamiento de las maquinarias y al apoyo recibido por la mayor parte de la clase tradicional y del sector empresarial. Gutiérrez ha atraído la atención de los ciudadanos por su discurso de seguridad, asimismo, ha adquirido visibilidad porque muchos estarían dispuestos a votar por él por miedo al triunfo de Petro, puesto que Gutiérrez es visto como su contraparte ideológica. Además, destaca la manera como se muestra ante las personas, quienes lo ven como alguien carismático.
El segundo escenario lo integra Petro contra Rodolfo Hernández, quien ha sido el centro de atención durante las últimas semanas por el crecimiento de su aprobación nacional. Particularmente, las encuestas reflejan que ganaría en la región centro oriental del país. Esto se puede relacionar con su discurso, que se centra en la lucha contra la corrupción y con que solo el 67 % de las personas lo conoce, lo que le da un amplio margen de crecimiento. Un factor que ha influido en la obtención de seguidores es la singular campaña que desarrolla a través de las redes sociales, por medio de la cual conecta con la gente de una forma diferente a la usual.
Un último escenario a considerar es la victoria de Petro en primera vuelta. Para esto, necesitaría conseguir aproximadamente 10,2 millones de votos, según estimaciones de La Silla Vacía, esto significa un crecimiento de 4,6 millones de votos en comparación con los que consiguió en 2018. No obstante, este no parece ser el más probable al estudiar los aspectos mencionados anteriormente por los cuales se dificulta conseguir una victoria en primera vuelta y por el crecimiento de sus contrincantes, en especial, de Rodolfo Hernández.
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