El presidente del ejecutivo español saliente, el socialista Pedro Sánchez, se somete este martes en el Parlamento a una primera votación de investidura que se anuncia fallida, a falta de un acuerdo de gobierno con la izquierda radical de Podemos.
Sánchez sólo tiene 123 de los 350 diputados en la cámara baja, por lo que necesita a los 42 de Podemos y a los de otros partidos, entre ellos los independentistas catalanes, para alcanzar una mayoría absoluta de 176 votos que en este momento no tiene.
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Si fracasa esta votación, los socialistas tendrán otras 48 horas, hasta la segunda votación prevista el jueves, para alcanzar un acuerdo con Podemos que significaría la primera coalición de gobierno de izquierdas en España desde 1936, el año que estalló la Guerra Civil.
“En este momento nosotros estamos en el no, porque no se ha movido absolutamente nada el Partido Socialista”, declaró Ione Belarra, una dirigente de Podemos.
Belarra observó no obstante que “el Partido Socialista aún tiene tiempo de rectificar”, y aclaró que “hasta el último segundo de nuestras fuerzas vamos a seguir trabajando para que haya un gobierno de coalición progresista”.
La negociación entre PSOE y Podemos pareció allanarse el viernes, cuando el líder de la izquierda radical, Pablo Iglesias, renunció a formar parte del futuro ejecutivo, tras el veto que le impuso Sánchez.
Sin embargo, ambos líderes se enzarzaron el lunes en una batalla dialéctica en la cámara, en la que Iglesias advirtió que en el reparto de responsabilidades en el futuro gobierno no se dejarán “humillar” ni serán “un mero decorado”.
Y es que según Podemos, primero se les vetaron los ministerios de Estado -Justicia, Economía, Exteriores, Interior- y luego se les denegaron también responsabilidades en Trabajo, Hacienda, Transición Ecológica o Igualdad.
Desde el PSOE, la vicepresidenta del ejecutivo saliente y miembro del equipo negociador, Carmen Calvo, salió al paso este martes asegurando que los socialistas han hecho “propuestas razonables”.
“Cuando gobernamos los socialistas no hay elementos decorativos ni hay elementos menores”, incidió Carmen Calvo, reiterando que “seguimos dispuestos a hablar” para salvar la investidura de Sánchez esta semana.
Antonio Barroso, analista de la firma londinense Teneo, apuntó por ello que de momento la investidura de Sánchez “está lejos de ser evidente”, dado que los socialistas se están mostrando “intratables”.
Según una nota de análisis de The Economist Intelligence Unit, España está asistiendo a “las tensiones naturales que afloran cuando un sistema político transita de un modelo antiguo de gobiernos de un solo partido” a un nuevo modelo de coalición.
Si la investidura fracasara también el jueves, Sánchez tendría aún hasta el 23 de septiembre para intentar ser investido. Si persistiera el bloqueo habría repetición electoral el 10 de noviembre, en lo que serían las cuartas elecciones legislativas en cuatro años.
“Las oportunidades son como los amaneceres, si uno espera demasiado se los pierde y probablemente septiembre ya será demasiado tarde”, advirtió este martes el diputado nacionalista vasco Aitor Esteban.
– Cataluña –
En los debates de este martes volvió a primera plana la cuestión catalana, que previsiblemente sacudirá la política española en otoño, cuando el Tribunal Supremo dicte sentencia sobre los 12 líderes separatistas procesados entre febrero y junio.
Gabriel Rufián, portavoz del partido independentista ERC y del que se espera se abstenga para facilitar la investidura, acusó a Sánchez de haber sido “negligente” en sus negociaciones con Podemos.
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“No dé por supuesta nuestra abstención. Lo hemos dicho literalmente: tienen ustedes 48 horas como máximo para ponerse de acuerdo” con Podemos, dijo Rufián, reprochándole que en su exposición de motivos el lunes apenas mencionara Cataluña.
Sánchez se opone firmemente a su principal reivindicación de celebrar un referendo de independencia, y advirtió a Rufián que “defenderá la unidad territorial” en caso de producirse un nuevo intento unilateral de secesión en Cataluña, como el de 2017.
AFP