Juana viajó 16 horas en autobús hasta la localidad venezolana de San Antonio para cruzar la frontera con Colombia y comprar alimentos, un fenómeno cada vez más común según autoridades locales ante la crisis económica del país petrolero.
Unos 50.000 venezolanos cruzan a diario el puente internacional Simón Bolívar, principal cruce peatonal en el fronterizo estado Táchira (oeste), según cifras oficiales. A ese flujo se suman en los últimos meses viajeros desde regiones tan distantes como Anzoátegui (este), a unos 1.100 kilómetros.
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Es una “odisea para venirnos”, relata a la AFP Juana Estrado, de 63 años, acompañada por uno de sus hijos.
Piensa, de todos modos, que esa odisea vale la pena ante la hiperinflación estimada en 1.000.000% por el FMI para 2019 y la escasez de productos básicos en zonas de la provincia, incluso pese a la acelerada pérdida del poder adquisitivo del bolívar -la moneda local- por una constante devaluación.
Juana viajó a San Antonio desde la ciudad anzoatiguense de Puerto La Cruz, cruzando Venezuela prácticamente de polo a polo. “Vamos a comer un tiempecito muy bien”, celebra después de hacer sus compras en Colombia.
“Vienen a buscar mercancía, sobre todo comida (…), el pasajero se ha hecho rutinario (…). Observamos que vienen cada ocho o quince días”, comenta a la AFP Héctor Bolívar, director de vialidad del municipio Bolívar, al cual pertenece San Antonio.
En el camino, relata Juana, muchas veces deben bajar del bus para que sus valijas sean revisadas por militares y policías en alcabalas. “Es bajarnos y subirnos, bajarnos y subirnos, bajarnos y subirnos”, expresa.
Desde Barinas (oeste), a unos 340 kilómetros de San Antonio, Luisa González viaja en su vehículo con el mismo objetivo.
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La distancia es más corta, pero Luisa también encuentra obstáculos, entre ellos la crónica escasez de gasolina en zonas del occidente de Venezuela, paradójicamente el país con la mayor reserva de petróleo del mundo. “Pasamos días para recolectarla y, cuando completamos, pues decidimos venirnos”, cuenta esta mujer de 35 años.
El cruce de peatones por los pasos binacionales del área se mantiene pese a las tensiones entre los gobiernos de Venezuela y Colombia, que carecen de relaciones desde febrero.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, declaró el martes pasado “una alerta” en la frontera ante lo que denunció como planes de Colombia para “empezar un conflicto militar” tras el anuncio de rearme de disidentes de la desmovilizada guerrilla de las FARC.
Bogotá acusa a Caracas de albergar y apoyar a los irregulares, lo que el gobierno venezolano niega.
AFP
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