en medio de las movilizaciones que se han registrado en Colombia tras el paro del 21 de noviembre, resultó gravemente herido el joven Dilan Cruz, de 18 años, quien se encontraba participando de la marcha pacífica en el centro de Bogotá. Su estado de salud es grave.
Lo sucedido con Dilan despertó la indignación de los manifestantes, pero a su vez también han resultado heridos 341 policías en medio de los disturbios que se han presentado y hay familias detrás de ellos que hoy sufren por esta situación.
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Uno de los casos es el del patrullero Walfren Narváez, de 27 años de edad, quien perdió un ojo en el marco de las protestas que se presentaron el pasado viernes en el centro de Bogotá, luego de ser agredido a piedra por encapuchados.
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Según relató en Alerta Bogotá y La FM el patrullero Ronald Patiño, quien manejaba la moto en la que también se movilizaba Walfren Narváez, se dirigían por la carrera Décima hacia el sector de San Bernardo cuando un grupo de sujetos les empezó a lanzar piedras y palos hasta que uno de los objetos entró por el visor de su compañero y le impactó el ojo.
«Íbamos transitando cuando nos empiezan a lanzar varios objetos contundentes, tanto piedras como palos es ahí donde una de las piedras impacta a mi compañero en el ojo izquierdo. Él ahí queda inconsciente y cuando me doy cuenta veo que nuestra única opción fue resguardarnos en el puente para evitar ser agredidos», detalló.
Dijo que debido a los bloqueos de las vías y la presencia de tantos encapuchados y una turba enfurecida contra los policías, no fue posible que llegaran ambulancias allí donde estaban por lo que tuvieron que ser escoltados por el Esmad hasta llevarlos al Hospital Santa Clara.
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Por su parte, Diana Silva, esposa del patrullero Walfren Narváez, quien lleva tres años en la Policía, dijo que ese día se despidió de su esposo alrededor de las 2:00 pm y le pidió que se cuidara porque la situación había estado complicada el día jueves. A las 4:00 pm su esposo comenzó su jornada y fue herido de gravedad.
«Él me contó que estaba trabajando normal por la Av. Jiménez y comenzaron a lanzarles muchas piedras a los dos y su amigo manejó muy rápido porque les lanzaban palos y piedras y él dice que le entró una piedra muy grande que le partió el vidrio del casco», relató la mujer entre lágrimas.
Manifestó que no se explica cómo agreden a policías que lo único que buscan es el bienestar de la ciudadanía y que su esposo no está bien de ánimo tras lo sucedido.
Contó que su esposo no está bien de ánimo tras lo sucedido. «Nosotros no entendemos porqué las personas se meten en contra de los policías, si ellos lo único que hacen es ayudar a las personas porque así como hay personas malas también hay personas buenas (…) es algo que nos duele mucho a todos y a su familia y nos tiene tristes. Para mí no es justo que le haya pasado esto a mi esposo ni a ninguno de los policías heridos en los disturbios en Bogotá».
El oficial Narváez tiene una hija pequeña de solo tres años.
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La esposa del patrullero, de nacionalidad venezolana, se refirió también a la expulsión de 59 venezolanos que habrían supuestamente buscado infiltrar las marchas en Colombia para generar estos desórdenes.
Comentó que ella como venezolana le da pena y tristeza ver que unos pocos de sus compatriotas se portan mal en su país. «Me da pena porque así como muchos vinimos a trabajar humildemente, hay unos que han venido a robar y hacer otras cosas. Allá no salen a las calles a marchar y protestar y vienen a hacer eso en Colombia, no estoy de acuerdo, si la ley le tiene que caer a ellos tiene que ser así, no es nuestro país y eso es una falta de respeto».
Como esposa de uno de esos 341 policías heridos, le pidió a los ciudadanos entender que los policías también tienen familia e hijos.
Entre tanto, el patrullero Patiño puntualizó: «Tanto los jóvenes como nosotros tenemos familia que nos espera, tenemos hijos, se puede marchar pacíficamente pero no es posible que por aquellos actos vandálicos personas o nuestros compañeros terminen como Walfren».
Con información de LA FM
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