El bloqueo para la formación de Gobierno quedó atrás, pero sigue instalado con fuerza en la renovación de los órganos constitucionales que requieren la aprobación del PP. La reunión que han mantenido este lunes en La Moncloa Pedro Sánchez y Pablo Casado ha confirmado ese bloqueo y ha concluido sin ningún tipo de avance en los acuerdos imprescindibles entre el Gobierno y la oposición para renovar estas instituciones clave.
Por EL PAÍS
El Gobierno y el PP se han acusado en términos muy duros de ser los responsables del bloqueo. El Ejecutivo ha llegado a decir que el líder de la oposición está tratando de utilizar de «rehenes» a instituciones clave como el Consejo General del Poder Judicial para imponer su política económica o sobre Cataluña. Lo dijo así María Jesús Montero, la portavoz, porque en la reunión Casado exigió a Sánchez que anule la mesa entre Gobiernos que tiene prevista para tratar la crisis catalana, que deshaga el nombramiento de Dolores Delgado como fiscal general o que renuncie a cualquier subida de impuestos o cambios en la reforma laboral. El líder del PP, por el contrario, asegura que él está ofreciendo al Gobierno estabilidad parlamentaria y la posibilidad de apoyarle los Presupuestos siempre que antes rompa con los independentistas y cambie de política económica.
«El PP sigue instalado en la estrategia del bloqueo. O se hacen las cosas como pide el PP o se niegan a colaborar. Esto es lo que dicen también en Presupuestos. Cuando el PP asuma que los ciudadanos le han puesto en la oposición encontrará a este Gobierno con la mano tendida», ha insistido la portavoz del Ejecutivo.
Por su parte, Pablo Casado ha pedido al presidente del Gobierno que dé marcha a atrás a casi todas las iniciativas de sus primeros días en la presidencia. «Le he propuesto a Sánchez que avancemos para lograr el orden y la convivencia en Cataluña con la tipificación del referéndum ilegal, combatiendo el adoctrinamiento, evitando la propaganda pública», ha asegurado el líder del PP.
Casado mantiene que le ha ofrecido a Sánchez «un compromiso por España». Pero para ese acuerdo ha puesto unas condiciones que supondrían renunciar a los elementos centrales de la política del PSOE y romper el pacto con Unidas Podemos. Entre ellas le exige que rompa con ERC, que no suba los impuestos y que no modifique la reforma laboral. “La pelota está en el tejado de Sánchez, él puede elegir entre los que quieren empobrecer a los españoles o intentar llegar a acuerdos con aquellos que proponemos un compromiso por España”, ha sentenciado el líder de la oposición.
Tras el fracaso de este encuentro, fuentes del Ejecutivo constatan la imposibilidad de poder renovar el Consejo General del Poder Judicial y el resto de instituciones que quedan pendientes como RTVE, el Tribunal de Cuentas o el Defensor del Pueblo. De hecho ni siquiera ha habido ocasión en la reunión de empezar a hablar de nombres o posibles repartos de cuotas, porque desde el primer momento ha quedado claro que Casado no avanzaría si no había una rectificación completa de la política de Sánchez, aseguran fuentes del Ejecutivo. En el encuentro se han analizado también el diagnóstico sobre la situación en Cataluña, la economía y la relación de España con Venezuela.
Donde sí parece haber algo más de espacio para la negociación es en cuestiones de fondo como las pensiones —esta semana se reúne el Pacto de Toledo—, algunas reformas educativas o la financiación autonómica. En el encuentro no se ha cerrado absolutamente nada pero ambos han dado nombres de posibles negociadores de los dos partidos para intentar buscar un acuerdo en asuntos que afectan a los dos partidos de gobierno de España, que no solo se alternan en el poder en La Moncloa , sino que controlan la gran mayoría de las comunidades y ayuntamientos.
El Ejecutivo ha asegurado que esta cita ha respondido al interés del presidente de intentar llegar a acuerdos con el líder de la oposición. Así lo aseguró Sánchez el sábado en el comité federal del PSOE: «Una democracia fuerte es una que dialoga. Aquí no sobra nadie. Ni la oposición, empezando por el Partido Popular, a quienes tendemos la mano de nuevo para que se sumen al diálogo social y territorial», dijo. Sin embargo, Casado ha reprochado que en ese mismo acto hubo palabras muy duras contra la oposición, lo que para él era una forma muy negativa de preparar el ambiente para la reunión. El líder del PP también se ha quejado de que Sánchez, por primera vez en democracia, no ha informado a la oposición de quién iba a dirigir el CNI antes de que fuera público. Casado ha comunicado a Sánchez su preocupación por “la degradación institucional” del Gobierno de coalición y ha citado, en especial, el caso de Delgado.
La última vez que ambos líderes se reunieron fue el pasado 12 de septiembre. En ese momento, Sánchez aún no era presidente y convocó a Casado en el Congreso para intentar conseguir su apoyo para lograr la investidura. El resultado fue la imagen de un desencuentro que duró algo más de media hora y del que salieron todavía más distanciados. Esta vez la reunión duró una hora y media y el tono fue cordial, según Casado, que incluso habló de la «buena relación personal» entre ambos líderes, pero desde el punto de vista político la cita fue un fracaso rotundo.
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