El representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Josep Borrell, amenazó el viernes a Turquía con nuevas sanciones si no da pasos para avanzar en el diálogo con Grecia y desescalar la crisis del Mediterráneo oriental.
“Si no hay avances del lado de Turquía, podríamos elaborar una lista de nuevas medidas restrictivas” que sería discutida en la cumbre del bloque supranacional el 24 de septiembre, declaró Borrell al término de una reunión de ministros de Relaciones Exteriores de la UE.
El gobierno turco se hizo eco de las declaraciones de Borrell. Lo hizo a través del vocero del ministerio de Relaciones Exteriores Hami Aksoy, quien dijo que “el recurso de la UE a la amenaza de sanciones no ayuda a resolver el problema”. Además, aseguró, la postura fortalecía a su gobierno.
Las tensiones entre Ankara y Atenas, que se disputan algunas zonas del Mediterráneo oriental ricas en hidrocarburos, se intensificaron esta semana con varias maniobras militares rivales, efectuadas, por un lado, por buques de guerra turcos y estadounidense y, por el otro, embarcaciones griegas, chipriotas, francesas e italianas.
“Queremos dar una verdadera oportunidad al diálogo y valoro enormemente el esfuerzo hecho por Alemania (al frente de la presidencia rotatoria de la UE) para encontrar soluciones”, dijo Borrell.
Pero dadas las “frustraciones crecientes” por la actitud de Ankara, los 27 ministros de la UE acordaron nuevas sanciones a dirigentes turcos presuntamente implicados en las conflictivas exploraciones, cuyos nombres fueron propuestos por Chipre. Hasta ahora dos dirigentes turcos se vieron afectados por estas sanciones.
Al ser consultado por las “medidas restrictivas” contra Turquía que podrían debatirse en la cumbre de la UE del 24 de septiembre, Borrell explicó que, por ejemplo, podría acordarse una prohibición del uso de puertos europeos a las embarcaciones turcas o una incautación de los navíos implicados en las exploraciones.
Estas sanciones también podrían afectar a sectores enteros de la economía turca, aunque solo en el caso en que las medidas específicas contra las exploraciones no resultaran efectivas, precisó Borrell.
“Espero que Turquía vuelva a la razón y abandone las provocaciones, las acciones arbitrarias y deje de violar el derecho internacional”, declaró, por su lado, el ministro griego de Relaciones Exteriores, Nikos Dendias, que se mostró satisfecho con las medidas adoptadas.
El miércoles, el primer ministro griego Kyriakos Mitsotakis mantuvo una conversación telefónica con el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, en la que aseguró que Atenas está lista para “una desescalada significativa” si Ankara “termina con sus acciones provocativas”.
No obstante, las autoridades turcas no ha dado muestras de estar dispuestas a ceder en sus pretensiones sobre los territorios. El mismo miércoles, pero horas antes, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan advirtió que el país“no hará ninguna concesión” en la defensa de sus intereses gasíferos en la zona, e instó Grecia a evitar cometer cualquier “error” que la lleve a su “perdición”. Además, prorrogó hasta el 1 de septiembre las actividades de exploración en la zona.
Ante ello, el gobierno griego dijo que esperaba que Erdogan mostrata “lo que había dicho a sus socios europeos (…) es decir, que empiece una desescalada en la retórica y en sus actos”. Pero advirtió que sus Fuerzas Armadas estaban en alerta y que “Grecia es tan fuerte en el terreno como en el diálogo”.
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